El crecimiento de la demanda de alimentos que impulsó los precios de los commodities es responsable también de haber catapultado el valor de las tierras argentinas, uno de los mayores productores mundiales de granos y de otros bienes, como lácteos y carnes.

Según un análisis de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), basado en datos de la publicación Márgenes Agropecuarios, varias zonas de la Argentina cuadruplicaron su valor, entre ellas, las tierras donde se produce soja, cuyo precio se disparó entre 2001 y 2011.

Se trata de la misma área destinada a la producción de maíz. En el último decenio, el precio de la hectárea pasó de U$S 4.000 a alrededor de U$S 15.000 en 2011. La suba está impulsada por el aumento de la soja, que triplicó su valor, de U$S 160 la tonelada en 2001 a los U$S 500 actuales.

Pero la suba de la tierra fue mayor, lo que puede explicarse por el crecimiento de los rindes/ha. La tecnología aplicada a los cultivos hace que hoy se pueda producir más en igual extensión de tierra que en 2001. En ese lapso, los campos trigueros pasaron de valer U$S 1.500 la ha a los U$S 6.000 actuales, es decir valen cuatro veces más.