LOS ÁNGELES.- Un crítico de cine describió en cierta ocasión a Nick Nolte como el "actor sensible de rostro rudo". En la esfera privada y en la gran pantalla se conoce al intérprete que hoy cumple 70 años por sus dramáticas escenas.
Es muy recordada la poco favorecedora foto que la policía le tomó hace casi diez años, con el pelo enmarañado y una mirada sombría. Había sido detenido cerca de su mansión en Malibú por una infracción de tráfico y, según el informe policial, estaba bajo los efectos de una droga. El juez fue condescendiente: libertad bajo fianza en lugar de la cárcel. Desde entonces, Nolte asegura que ha sustituido el alcohol y las drogas por las inyecciones de vitaminas y las clases de fitness. Y a pesar de su edad, no quiere ni hablar de jubilación.
Acaba de rodar "Warrior", sobre un ex marine y en breve empezará con un drama sobre el apartheid. En la gran pantalla se vio a Nolte hace un tiempo como veterano de Vietnam en la sátira de acción "Una guerra de película" (2008). Antes, había trabajado en un cuento de elevado presupuesto "Las crónicas de Spiderwick" prestando su voz a un desagradable ogro.
Nacido el 8 de febrero de 1941 en Nebraska, a Nolte le hubiese gustado ser jugador de fútbol americano, pero sus notas eran demasiado malas para ir a la universidad, así que durante años ese chico rubio y grandote recorrió EE.UU. con un teatro itinerante.
Ya cumplidos los 35 años comenzó a tantear la fama, primero en televisión y luego en el cine con el thriller "The Deep", junto a Jacqueline Bisset, y el policial "48 horas", con Eddie Murphy.
A principios de los 90 el actor fue entronizado por la revista "People" como el "hombre vivo más sexy". Hollywood le distinguió en 1992 con una nominación al Oscar por "El príncipe de las mareas", en el que da vida a un entrenador introvertido que consigue liberarse con su psiquiatra (Barbra Streisand). Durante años, minimizó la preciada estatuilla como "el mayor error de todos los tiempos". (DPA)