Novela
La culpa
Antonio Dal Masetto
(Tusquets - Buenos Aires)

César, exitoso artista plástico a punto de exponer una retrospectiva en Buenos Aires, decide marchar a un pueblo costero del sur de Brasil. En su pasado está la clave de ese viaje: 17 años atrás había estado allí con Lucía, su novia de entonces. Al volver a Buenos Aires, a mediado de los 70, la pareja se rompe y, tiempo después, Lucía pasa a engrosar la lista de desaparecidos.
Con la sombra de la dictadura sobrevolándolo todo, La culpa, de Antonio Dal Masetto, transcurre en dos espacios temporales: el "presente" (el regreso al pueblo brasileño) y el constante trabajo de la memoria, el retorno a un pasado tormentoso.

El paisaje necesario

Como los personajes de otras novelas del autor (Bosque, Siete de oro, Fuego a discreción) César parece vivir en una constante deriva.
Dueño de actos inútiles y a la vez simbólicos, carga con el peso de las cuentas pendientes y un desasosiego que sólo a veces es interrumpido por alarmas intermitentes.
En esa geografía de ruta, mar y playa, César se encontrará con bellos personajes: un panadero, narrador oral; integrantes de un culto a Yemanyá (Reina de los Mares según la religión africana); un librero, reflejo del protagonista, autor de un relato donde al personaje le brotan ráfagas de fuego de la boca a causa de las palabras negadas, ahogadas, reprimidas.
Y el paisaje no es un mero accesorio en La culpa. En especial un morro, espejo del remordimiento, hito en la lucha contra la inercia, última señal de la esperanza.

© LA GACETA

Hernán Carbonel