En su primera carta, le pidió a su madre que le "rescatara" la mochila del vestuario porque tenía la plata que había cobrado: 400.000 pesos chilenos (algo menos de 800 dólares). No está casado ni tiene hijos. Trabajaba como mallador, lo que en la jerga significa que es el encargado de fortificar las paredes de los túneles que se perforan. LA GACETA ©