Hacía mucho tiempo que sonaba el teléfono. Sabía que los 200 años de Alberdi lo obligaría a escribir algo en aquel periódico...

- ¿Me están pidiendo 200 líneas sobre el juego de las sillas, me puede ayudar?

- ¿Y yo qué tengo que ver? Estoy terminando los dialoguitos del domingo. No me moleste, lo llamo el lunes. Escriba sobre Alberdi.

- No, espere. Hace mucho que no lo llamo. Déme una mano. Cuando venga por aquí lo invito a cenar.

- No se haga el gracioso. Hoy es un día especial.

- Si ya veo y lo festejan escondiendo las sillas para que no sesione un cuerpo legislativo. Mire ya tengo el título de la nota: "Le sacaron las sillas al pueblo".

- Déjeme tranquilo...

- Es toda una metáfora de la falta de respeto a las instituciones. Cómo no se va a poder sesionar porque faltan sillas, explíqueme.

- Fue una picardía, simplemente. Pasan cosas peores.

- Una cosa no quita la otra. Peor sería que los representantes del pueblo no quieran trabajar, pero eso no pasa en Famaillá. No se haga el zorro...

- ¿Cómo se enteró lo de Godoy?

- ¿De qué me habla?

- De los legisladores que renunciaron a la comisión Asuntos Municipales y Comunales.

- Cuénteme: ya le agregó líneas a la nota. En un recinto de la democracia no hay sillas y en el otro no hay legisladores. ¿Qué dice el presidente del cuerpo?

- ¿Regino Amado? Nada, llama a los ediles de Famaillá y se les ríe.

- ¿Pero no es Juan Manzur el que maneja todo?

- No, usted no sabe nada. Se quedó en 2007. Manzur anda preocupado en algunas designaciones en la Justicia Federal. Hasta luego.