Ni Hugo Moyano logró convencer a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner que el precio de los supermercados tienen una variación más parecida a los informes de las consultoras que al que mide el Indec. Y puso al desnudo el dibujo en las negociaciones salariales, tanto las de cada sector de la economía, como en el reajuste de las asignaciones familiares hasta del salario mínimo, vital y móvil. Esos fueron los planteos que formuló la propia CGT de Moyano y terminaron por confirmar las inconsistencias de las mediciones oficiales. Ningún acuerdo fue inferior al 20%, casi el doble de lo que el Indec ha informado sobre la evolución inflacionaria del último año. Pese a ello, hasta la propia canasta básica total se resiste a aquellos dibujos estadísticos. Es un 20% más costosa que en 2009. Con esa estrategia, el Gobierno prepara los próximos anuncios: un desempleo inferior al 7% y un nivel de pobreza del 16%.