Cada vez que S. desaparece de su casa, su abuelo sube a su camioneta y sale a buscarla desesperado. Recorre su barrio, El Palomar, y otros vecindarios que rodean el río Salí, como el Antena y la Costanera. El sabe que la jovencita hará lo que sea por conseguir una dosis más de "paco". Incluso, tal como ocurrió hace un tiempo, será capaz de entregar su cuerpo a cambio de la droga, afirma el anciano. "Ella tiene vergüenza de contarme los detalles, pero yo sé qué pasó. Fueron tres personas que se aprovecharon de ella. No sé quiénes eran. Pero si me entero, tengo miedo de tener que reventarles la cabeza", señaló, con bronca, el hombre.
- ¿Cuándo comenzó esto?
- No sabemos bien. Pero desde que fue mamá, a principios de año, está mucho peor. La pasta base la tiene mal. A veces trato de hablar con ella para que me cuente qué le pasa. Es mi nieta, pero la siento como mi hija porque la he criado yo. Por eso me dice "papá". Algunas veces me hace caso, pero es muy difícil. Si le compramos zapatillas de $100, las vende a $15 y se va a buscar esa porquería. Está muy delgada, como "chupada". No come, no duerme.
- ¿Donde está ahora?
- Está en su cuarto hace varios días. Desde la semana pasada está mejor, pero yo sé que en cualquier momento puede caer de nuevo. No le digo nada para no hacerla sentir mal. Pero hace poco salió a vender un kilo de azúcar para completar para la droga. Y acá en mi casa tenemos poco, pero no le falta nada. Ya no sé si darle dinero o no.
- Usted comentó que hace cualquier cosa por conseguir droga...
- Yo lo sé y sufro mucho por eso. Sé que se han aprovechado de ella. He pensado en buscar a esas personas, pero...
- ¿Ella le contó algo sobre eso?
- Tiene mucha vergüenza. Pero hace 35 años que vivo acá y me conocen muchísimo. Hay personas que me contaron todo y confío en ellas. Cuando me dijeron esto de S., ya lo sospechaba. No tenía cómo comprobarlo, pero sabía que había ocurrido.
- ¿Qué le dijeron sus vecinos?
- Que para poder comprar la droga, hasta tres personas se aprovecharon de ella.
- ¿Eran "transas"?
- No sé si eran "transas" o qué eran. Son unos desgraciados.
- ¿Pueden ayudarla usted y su familia?
- Todos tenemos una misión en mi casa. Mi hija, la madre de S., debe trabajar; yo también; mi otra nieta también. Y así, en cualquier minuto que nos descuidamos, se nos va. Cuando la encontramos, ya está mal: sucia, tirada por ahí? no sé. Muchas veces he pensado lo peor?
- ¿Su barrio está muy afectado por la venta de las drogas?
- Estamos rodeados: el Antena, la Costanera... Me hubiera gustado llevarla a algún lado para que la internen. A veces creemos que ya está bien, pero no?
- ¿Cuándo fue que abusaron de ella?
- En mayo o abril. Había tenido su bebé hace pocos meses.
- ¿Consumía drogas también cuando estaba embarazada?
- No sabemos. Pero gracias a Dios, el chiquito nació bien. Está sano. Pero mi nieta me preocupa mucho.
- ¿Hizo la denuncia en la Policía?
- No se hizo nada. ¿Sabe qué pasa? Su madre y su abuela no quieren. No sabemos quiénes fueron, y a lo mejor ella no los conoce o no quiere decir. No podemos salir a acusar así porque sí. Y en la comisaría probablemente no nos presten atención porque no tenemos nada concreto y ya pasó mucho tiempo. Lo ideal sería que haya un lugar donde la puedan ayudar, donde la podamos sacar de este barrio, que es la mamá de la droga.