Un inusual volumen de casos de adolescentes con síntomas de pánico ha acudido al Hospital Melchora Cornejo, que en los últimos dos meses atendió a los casi 25 chicos que intentaron matarse. Profesionales de esa institución atribuyen los picos de estrés al estado de nerviosismo que afecta a una población conmocionada por los recientes suicidios de cuatro adolescentes. La presión, sin embargo, no cede: nuevos correos electrónicos incitando a experimentar con asfixia dirigidos a menores alimentan la sensación de que la comunidad sigue amenaza por el peligroso juego.