BUENOS AIRES.- La historia circula como una leyenda urbana en Internet desde hace al menos, ocho meses: una familia, compuesta por dos ancianos y su hija, vive desde hace cuatro años en el shopping Alto Palermo.

Duermen en las mesas del restaurant de Mc Donald´s, están siempre bien vestidos, piden agua en la heladería Freddo, posiblemente se bañan en los sanitarios del shopping y recorren todo el día el centro comercial hasta que cierra, según informó el diario Crónica en su edición de hoy.

El grupo "Para los que vieron a los viejitos qe viven en mc donald del alto palermo" ya tiene más de 800 miembros, y es un fresco de la reacción social ante la pobreza. Allí se ven fotos de adolescentes junto a la pareja de ancianos, tomados casi como una atracción turística, comentarios que rechazan esta actitud frívola y piden a los fans que acerquen su ayuda para la familia sin techo.

El hombre se llama Félix Feliz. Es arquitecto y, según los empleados del centro comercial, habría sido uno de los profesionales que tuvo activa participación en el proyecto del Alto Palermo. Algunos dicen que en el 2001 fundió su fortuna, otros dicen que es jugador compulsivo y perdió millones jugando.

No duermen en el shopping, como se había dicho en algún momento. Todos los días llegan a primera hora de la mañana, en cuanto el centro comercial abre sus puertas, y se instalan en una mesa frente a la heladería Freddo. Pasean por los pasillos de Alto Palermo hasta las 22, cuando el shopping cierra sus puertas.

Nadie confirma exactamente donde pernoctan, consigna el sitio de Telefé Noticias. Los han visto dormir en la estación Bulnes de la línea D del subte. Están siempre impecables. Los empleados de limpieza cuentan que se bañan en los inodoros del shopping.

A la madre de la familia, de aspecto distinguido, se la ve siempre bien arreglada. Con pestañas maquilladas y pelo corto a la garçon como recién salida de la peluquería, se la ve vestida con un tailleur impecable, saco de tres botones a la cintura y pantalón de talle alto.

Los empleados más antiguos aseguran que hace más de cuatro años que viven así, que los protegen los encargados de las primeras marcas de ropa, comida y el personal de seguridad.

También reconocen que a los chicos de la calle no los dejan entrar, a diferencia de esta familia de clase media alta, venida a menos. (Especial)