Hay interpretaciones que tienen la capacidad de transportar a quienes las escuchan a distintos momentos y lugares. Algo así pasó el viernes, cuando la familia Carabajal -Cuti, Peteco, Kali, Musha y Roberto- se presentó en el Teatro Alberdi con su nueva formación, "Carabajales". Con los primeros acordes el público se puso a gritar como si estuviera en un fogón.
"Romance de ausencia" (Algarrobal), dio comienzo a un show que desde el inicio conquistó el vitoreo del público, de lo más orgulloso de sus vecinos santiagueños. "Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera, tengan unión verdadera, en cualquier momento que sea?", comienza Cuti a recitar y el público, entendido, termina la cita de Martín Fierro: "...porque si entre ellos se pelean los devoran los de afuera". Así queda clara una de las principales consignas de la noche: agasajar a la familia. Y así lo hicieron tocando temas como "Mis sueños" y "Ciudad de la banda", de Carlos Carabajal, padre de Peteco. Y lograron conmover a base de imponentes melodías y letras.
Los Carabajal ocuparon un buen tiempo recordando momentos de su juventud, contando los orígenes de las canciones y haciendo chistes para entretener a un público mayoritariamente adulto, que se emocionó tanto al escuchar grandes clásicos del folclore como algún nuevo tema del grupo.
Aunque la familia Carabajal tenga historias y talento de sobra para armar un show exclusivo, el grupo aprovechó la ocasión para ir recorriendo distintas ramas del folclore. Pasó de chacareras a bailecitos y de vidalas a zambas, con la sutilidad de los artistas que no se cansan de transitar los distintos caminos.
Cerca de la medianoche, una que otra pareja de valientes se animó a subir al escenario a bailar, o en los pasillos, mientras el quinteto entretenía con chacareras. Y casi al finalizar, cuando invitaron a Oscar Castillo a bailar el gato "El bailarín de los montes", demostraron que entre tucumanos y santiagueños sobra cariño y respeto.
Luego de una pequeña pausa, y de la correspondiente promoción de su nuevo disco, los músicos se sentaron "como en la casa de la abuela". El quinteto deleitó al público con chacareras más tradicionales, complejos punteos y, por supuesto, más anécdotas. Crearon un ambiente íntimo y repartieron emoción.
Durante más de dos horas el espectáculo entregó y se llevó lo mejor del folclore: la alegría de festejar las tradiciones, el amor, el pago y la familia. Todo terminó, como no podía ser de otro modo, con un estruendoso aplauso. Como una gran familia, como un domingo más en la casa de DoñaLuisa, claro, la abuela.