Amar la vida es también pensar la muerte

Por Cristina Bulacio

Quiero detenerme en algo que dijo aquella noche y que  resuena aún en mis oídos.  “Sabes Cristina, lo único importante que me resta hacer es morirme”. Por cierto me reí de tal ocurrencia, esa risa necesaria para escapar de verdades demoledoras. Yo sentí que era cierto. La frase me rozó como un rayo. Él, un tipo que amaba la vida, ¿hablando de su muerte? Y no hablaba de la muerte como un fenómeno externo que vendría en algún momento inesperado; no, decía algo de su propia muerte, como si estuviera urdiendo un plan para que su muerte fuera la culminación de una vida, no un acontecimiento anónimo e inevitable.

“La supervivencia saca lo mejor y lo peor”

Por Paloma Sánchez Garnica

“La supervivencia saca lo mejor y lo peor del ser humano. Pienso sobre todo como mujer, que tiene hijos y nietos por los que sería capaz de dar mi vida. Creo que la literatura, las historias, la narrativa, la ficción sirven para ponernos delante de un espejo en el que podamos vernos, ver cómo reaccionan personajes, seres humanos que podríamos ser nosotros en momentos complejos. Por las circunstancias de nuestras generaciones no hemos tenido que pasar por esos momentos trágicos que tuvieron que pasar otros”.

Evocación de campanas

Por Alberto Rojo

La forma de una campana impone que los sobretonos de sus vibraciones se separen de los armónicos, en contraposición con la vibración de una cuerda o del aire en un tubo, cuyas frecuencias se ordenan con secuencias de números enteros. Por eso cuesta discernir la nota de una campana; su tañido individual se acerca a lo que en música se conoce como un acorde menor y sus melodías suenan lúgubres para algunos, desafinadas para otros. Con las campanas no se canta, se evoca.

A esto se sumó el dictum de la velocidad del sonido, que sincopaba los ritmos provenientes de cuatro ubicaciones sin un punto de equidistancia: aún en el centro de la plaza hay una discrepancia de medio segundo entre un tono proveniente de Santo Domingo y de La Merced.  

Nada de aquello importó. Plinio quedó encantado con el concierto de campanas. La plaza era una fiesta.

“El año pasado hubo ‘recesión con ilusión’;  hoy ‘esperanza con añoranza’”

Por Guillermo Oliveto

“La gente necesita creer. Creo que el presidente Milei lo que ha logrado fue que los argentinos -o una parte al menos- volvieran a creer. Por eso el año pasado tuvo “una recesión con ilusión”, lo cual es rarísimo. Es una gran paradoja. Terminó el año con esperanza, con templanza, esta idea de “va a salir”. Y ahora estamos, según lo último que medimos, en una “esperanza con añoranza”. Otra vez la dualidad, o sea: yo creo, tengo ganas, pero cada vez extraño más cosas que me están faltando. Está esa disputa. Entonces la clase media tiende a creer. Insisto, la clase media mira hacia arriba, cree que es capaz de esforzarse en tanto y en cuanto crea. Por eso es muy importante haber recuperado la visibilidad de mediano plazo, el proyecto, la ilusión.  Está huyendo y está caminando por el desierto hacia la tierra prometida. Fantástico, pero ojo que el desierto es muy largo y un día dejan de creer”.

“La democracia está siendo discutida en todo el mundo”

Por Jorge Fontevecchia

“Hay quienes consideran que esta ola reaccionaria comenzó con la primera presidencia de Trump o, más precisamente, con el Brexit. En líneas generales las olas duran décadas, con lo que tenemos que prepararnos para varias décadas de olas reaccionarias. El economista (Nikolai) Kondratieff hablaba de los ciclos largos en la economía y él calculaba que estos duraban entre 40 y 60 años. Ahora, ¿estamos frente a un ciclo que comenzó hace una década, o un poquito más, y nos quedan por delante cuatro décadas más? ¿O esta ola comenzó con Margaret Thatcher y Ronald Reagan, o con el experimento primero en Chile, que sería el primer ejemplo libertario económico en un país en 1973? Si así fuera, probablemente estemos en el final del ciclo. Y como todo final, siempre llega al máximo, así como los fuegos artificiales brillan mucho más antes de extinguirse. Personas como Trump, Milei o Bolsonaro tal vez sean el paroxismo ultraconservador y después de ellos las sociedades tomen conciencia de que es un camino u otro”.

Parte del problema

Por Hugo Alconada Mon

“Nosotros también somos parte del problema. Tenemos nuestros vicios, corrupción, agachadas. También alimentamos, no todos -aclaro-, la polarización. Ves LaNación+ y C5N y son universos paralelos. Como si hablaran de dos Argentinas distintas. Periodistas en teoría profesionales que terminan participando de algo que es casi un show, lo que en Estados Unidos llaman ‘infotainment’, la combinación o confusión entre entretenimiento e información. Teníamos colegas criticando, incluso peor, mofándose de Ricardo Darín por su comentario sobre el precio de las empanadas. Si somos tolerantes con los terraplanistas, con los antivacunas, etc, a Darín le caímos como si fuera Bin Laden. ¿O será porque dijo algo incómodo para el Gobierno, y entonces todos aquellos que tiran centros al Gobierno salieron a criticarlo por eso? O incluso más, también lo hicieron para distraer, mientras nosotros revelábamos la existencia del plan de inteligencia nacional. Entonces en lugar de hablar del plan, hablaban de empanadas”.

“Quienes leemos tenemos parte de la vida saldada”

Por Florencia Canale

“No tengo ganas de tener nada, yo quiero saber cada vez más. Eso es lo único que a mí me calma. Saber, conocer, buscar, ir allí atrás para que esas vidas, esos acontecimientos iluminen mis dudas, mis frustraciones porque la vida es larga y difícil. Yo por suerte encontré mi salvoconducto, que es la lectura, la búsqueda, la investigación, la persecución con el último aliento del saber. Me dan un poco de pena las personas que no encuentran ese gusto o ese placer o esa necesidad de leer. Me parece que quienes leemos libros, no idioteces del teléfono, tenemos una gran parte de la vida saldada con un poquito más de aire.

El papel y el cine

Por Fabián Casas

“Los medios fueron fagocitados por esta necesidad de pasar de alguna manera al mundo virtual, se rompió esa cosa del papel. A mí me gusta mucho el papel, tocar las cosas. De la misma manera que cuando era chico había un cine de barrio. En mi barrio, entre la avenida Independencia y la avenida San Juan, había cuatro cines. Ahora no hay ninguno. Bueno, creo que la pérdida del cine en el barrio es también la pérdida de cierta forma de vida, de entrar y salir al cine un domingo a la tarde, de lo que producía el sábado a la noche en el barrio. Todo eso se perdió”.

Un amor tumultuoso de Victoria Ocampo

Por Alina Diaconú

Ya se nota que el romance entre ambos ha ido avanzando y que Victoria  ya está viendo al joven psiquiatra, con sus defectos: “Jacques Lacan es un individuo inteligente y ambicioso. Lleno de no sé qué energía desaforada que lo devora física y moralmente, con sueños napoleónicos de poderío. Trabaja en el hospital todo el día. No sé a qué hora duerme, ni a qué hora come”.

Cuenta que él también escribe poesía, pero para sí mismo, que odia a Paul Valéry pero que, según ella, en sus versos lo imita.

“Lo que puedo decirte -sigue relatándole a Angélica- es que la ambición de Jacques es algo por el estilo de Napoleón…cuando era todavía Buonaparte. Tenemos en común el gusto del disparate”.

“Lo que hizo Lacan fue recrear a Freud”

Por Juan David Nasio

“He tenido la suerte de trabajar junto a él, frente a frente, en su casa de campo o en su consultorio en la corrección de sus Escritos. Jovencito, con 26 años, era un argentino llegado a París poco tiempo antes, con este hombre de 70 años, con reconocimiento mundial. Existía a veces problemas en la traducción que corregíamos juntos, pero confieso que yo, cada tanto, inventaba problemas para que me explicara algunos conceptos, por ejemplo la transferencia como “Sujeto supuesto Saber”. Así conseguí que me explicara mejor este concepto fundamental para la práctica psicoanalítica. Respecto de los aportes de Lacan al psicoanálisis considero que hizo renacer a Freud. En los años 50 primaba el psicoanálisis americano. Hoy, para nosotros Freud sigue siendo nuestro maestro viviente. Aunque Freud ya falleció, los psicoanalistas seguimos haciendo de Freud nuestro maestro. Siempre creamos a partir de lo que ya existió. Lo que hizo Lacan fue recrear a Freud”.