La Unión de Rugby de Tucumán (URT) aplicó una de las sanciones más fuertes de los últimos años en el rugby local: cinco fechas de suspensión de cancha para Tucumán Rugby, una pena que impactará directamente en el desarrollo del Anual 2026 y que fue el resultado de un proceso disciplinario iniciado por el comportamiento de sus hinchas durante la final del Regional del NOA, disputada contra Natación y Gimnasia.

Todo se originó por los incidentes registrados aquella tarde en la cancha de Universitario, cuando un grupo de simpatizantes del “Verdinegro” arrojó distintos objetos hacia los jugadores de Natación y Gimnasia y hacia el director del encuentro. Ese episodio quedó asentado en el informe oficial del partido y fue el puntapié para que se abriera un expediente disciplinario orientado a investigar el accionar del público, identificar responsables y determinar sanciones individuales y colectivas. En ese marco, el Tribunal Inferior de Disciplina también decidió citar a un simpatizante de apellido Chebaia ("Chebi"), a quien se lo convocó para el próximo encuentro a fin de continuar con el proceso.

El Tribunal Inferior de Disciplina resolvió aplicar una sanción de cinco fechas de suspensión de la cancha. La pena abarca los partidos de Primera División del Anual 2026 (es decir, el plantel superior y la Intermedia). Si se toma como referencia el último campeonato, que tuvo nueve equipos y ocho fechas, el club podría verse imposibilitado de jugar como local durante todo el torneo, comprometiendo la primera mitad del año deportivo.

¿Por qué sancionaron a Tucumán Rugby?

La denuncia elevada a la URT detalla una secuencia de incidentes que, considerados en conjunto, configuraron un cuadro grave que terminó por comprometer al club. Los puntos más importantes del informe describen situaciones que afectaron el desarrollo del espectáculo, generaron riesgos para jugadores, árbitros, autoridades y espectadores, y atentaron contra los valores tradicionales del rugby.

El primer punto abordado es el ingreso indebido al campo de juego. Antes del inicio del encuentro, cuando los equipos aún no habían salido al campo, un grupo de simpatizantes de Tucumán Rugby atravesó los límites establecidos y avanzó hacia la zona de la parcialidad de Natación y Gimnasia. Según el informe, lo hicieron “con evidente intención de provocar”, encendiendo bengalas y humo, pese a que la URT había delimitado con anticipación los espacios correspondientes a cada institución. El comportamiento generó una respuesta inmediata de los hinchas rivales, quienes reclamaron que el grupo se retirara a su lugar asignado.

El segundo apartado apunta a agresiones verbales hacia los miembros de la Comisión de Competencias. A lo largo del partido, desde la tribuna correspondiente a Tucumán Rugby se dirigieron insultos, agravios y expresiones ofensivas hacia las autoridades encargadas de fiscalizar el encuentro.

El tercer punto describe una situación particularmente grave: agresiones mediante objetos arrojados hacia el personal de competencia y hacia la policía. Desde la misma tribuna se lanzaron hielo, botellas de agua y cerveza, e incluso vasos con orina.

Otro punto crítico es el lanzamiento de objetos contundentes al campo de juego, que incluyó botellas de agua de hasta dos litros y otros elementos arrojados hacia el perímetro donde estaba ubicado el personal policial. Estos hechos no sólo afectaron el desarrollo del encuentro, sino que también generaron un peligro para los propios jugadores y para el público.

El informe también registra un uso excesivo de pirotecnia. Según los reportes, ambas parcialidades encendieron bengalas, cartuchos de humo y fuegos artificiales, pero la hinchada de Tucumán Rugby “mantuvo durante gran parte del encuentro” el uso de estos elementos. Los artefactos de estruendo representaron “reiteradas situaciones de riesgo” para todos los presentes y violaron las normas de seguridad previstas por la organización.

Uno de los comportamientos más repudiados fue el registrado en el sexto punto de la denuncia: insultos, provocaciones y escupitajos hacia jugadores rivales. El episodio más grave ocurrió cuando el “10” de Natación y Gimnasia, Máximo Ledesma, se preparaba para patear una conversión cerca de la tribuna "verdinegra" y recibió un escupitajo, además de agresiones verbales.

El último punto detalla que, tanto durante el partido como especialmente al finalizarlo, hubo cánticos ofensivos y de tono personal por parte de la parcialidad de Tucumán Rugby hacia el club rival. En el análisis disciplinario, este comportamiento reforzó el carácter sistemático del hostigamiento y sirvió como agravante.

¿Qué dice el boletín oficial de la URT?

El Boletín Oficial publicó de manera textual la resolución. “Tucuman Rugby: Visto el Informe Nº 123, 124, Informe de Comisión de Competencia, denuncia del Consejo Directivo de la URT, descargo del Club Tucuman Rugby y considerando los Art. 51, 54, 41, 44 y concordantes del Reglamento de Disciplina de la URT, teniendo en cuenta las defensas y fundamentos del descargo se resuelve aplicar 5 (Cinco) fechas de suspensión a la cancha en los partidos Oficiales de Primera División (Voto por mayoría); voto en disidencia el miembro Ezequiel Paz, según sus fundamentos”, dice el texto.

¿Qué puede hacer Tucumán Rugby ahora?

Dentro del club ya analizan diversos caminos para intentar reducir la sanción. La primera medida sería apelar la resolución ante el Tribunal Superior de la URT. Según establece el artículo 65 del Reglamento de Disciplina, Tucumán Rugby cuenta con ocho días corridos para presentar el recurso de apelación.

En paralelo, miembros de la institución anticiparon que la Subcomisión de Ética y Disciplina comenzará a trabajar inmediatamente para abordar este tipo de situaciones y evitar que se repitan. El objetivo es desarrollar un proceso interno que promueva la formación, la prevención y la toma de conciencia sobre la importancia del comportamiento del público en eventos deportivos. La idea no es sólo cumplir con los estándares disciplinarios, sino fortalecer la identidad del club desde sus valores fundacionales.

La sanción marca un precedente para el rugby tucumano y abre una discusión sobre los límites del folklore, la responsabilidad de los clubes ante el accionar de sus hinchas y la necesidad de preservar la convivencia dentro y fuera del campo de juego. El Anual 2026 comenzará con un desafío evidente para Tucumán Rugby y una advertencia para todas las instituciones del medio.