El martes comenzó como un día más en la rutina de Agustín Elugui, productor rural de Cañada Nieto, un pequeño pueblo del departamento de Soriano, en Uruguay. Mientras manejaba su tractor, algo brilló entre el pasto y le llamó la atención. “Pensé que era otro globo de helio, acá caen seguido. Casi le paso por arriba hasta que vi el escudo de Boca”, contó en diálogo con radio Carve. En ese momento, sin saberlo, había encontrado la camiseta que el club había lanzado al cielo en homenaje a Miguel Ángel Russo.
El hallazgo ocurrió a más de 170 kilómetros de la Bombonera, donde días atrás el “Xeneize” había realizado el emotivo tributo a su histórico entrenador. Agustín recordó que no sabía nada del homenaje hasta que su novia le envió el video del momento. “Le mandé una foto y me dice ‘¡Pará!’, y ahí entendí todo”, relató. “La camiseta está intacta, solo un poco sucia y con algunas espinas, pero se las dejé. Es un tesoro que tengo”, añadió con orgullo.
Desde ese instante, su vida cambió por completo. Las llamadas, los mensajes y la curiosidad de los medios convirtieron su historia en viral. “Fue un día fuera de mi rutina, no doy abasto. Me sorprendió la magnitud de lo que significa Boca, el fútbol y Miguel Russo para tanta gente”, aseguró. En su pueblo, todos quieren ver de cerca la camiseta que viajó por los cielos hasta caer en su campo.
“Si Cavani la quiere…”
Aunque todavía no decidió qué hacer con la reliquia, Elugui confesó que la guarda con cuidado. “Está ahí, en mi casa. No pensé qué voy a hacer con ella. Por ahora la tengo guardada. Pero si Cavani la quiere…”, bromeó entre risas. También admitió que recibió mensajes de hinchas y una posible invitación para visitar La Bombonera. “Sería lindo vivir esa experiencia, como alguien al que le gusta mucho el fútbol”, dijo.
Hincha de Peñarol, aunque “solo simpatizante”, el productor uruguayo se convirtió en protagonista de una historia tan improbable como emocionante. De manejar un tractor en el campo a sostener un pedazo de la memoria “Xeneize”, Agustín Elugui es hoy el inesperado custodio del homenaje que Boca le dedicó al eterno Miguel Ángel Russo.