El mundo no alcanzará su principal objetivo en materia de cambio climático: limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados. Así lo advirtió este martes el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que señaló que es probable que el planeta supere ese umbral en la próxima década, lo que incrementará el riesgo de catástrofes climáticas y pérdida de biodiversidad.

Según el informe anual sobre la Brecha de Emisiones, la lentitud de los países para reducir los gases de efecto invernadero hace que “ahora esté claro que el mundo superará la barrera establecida como principal objetivo del Acuerdo de París de 2015”.

El estudio precisa que, incluso si se aplicaran completamente los compromisos ya aprobados a nivel global, el calentamiento alcanzaría entre 2,3 °C y 2,5 °C de aquí a 2100. Los científicos coinciden en que superar el límite de 1,5 °C respecto de los niveles preindustriales tendrá consecuencias catastróficas y que es urgente actuar para evitarlo.

“Esto será difícil de revertir y requerirá reducciones adicionales más rápidas y mayores en las emisiones de gases de efecto invernadero para minimizar el rebasamiento”, advirtió el organismo internacional.

El informe llega pocos días antes de la cumbre climática COP30, que se celebrará en la ciudad brasileña de Belém, entre el 10 y el 21 de noviembre.

Advertencias científicas

Los científicos han demostrado evidencias contundentes de que un calentamiento superior a 1,5 °C intensifica huracanes, inundaciones y otros desastres naturales. Las consecuencias, advierten, serían especialmente graves para los países más expuestos al aumento del nivel del mar y a fenómenos meteorológicos extremos.

Con 1,4 °C por encima de los niveles preindustriales, la Tierra ya se encuentra demasiado caliente para la supervivencia de la mayoría de los arrecifes de coral tropicales. Además, las capas de hielo y la selva amazónica podrían sufrir transformaciones graves y duraderas con impacto global.

Hace apenas una década, antes del Acuerdo de París, el mundo se encaminaba hacia un calentamiento cercano a 4 °C. “Estamos progresando”, reconoció Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA. “Tenemos que ir más rápido”.

Pese a estar comprometidos con la reducción de emisiones, solo un tercio de los países presentó objetivos concretos para 2035 antes del 30 de septiembre, según indicó el organismo.

Guterres: “Nuestra misión es sencilla, pero no fácil”

En la presentación del informe, el secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió que, aunque superar el umbral de 1,5 °C parece inevitable, el desafío ahora es limitar los daños: “Nuestra misión es sencilla, pero no fácil: hacer que cualquier superación sea lo más pequeña y breve posible”, declaró el martes.

La ONU instó a los países más contaminantes -principales responsables de la crisis climática- a comprometerse con reducciones más rápidas y profundas, con el fin de que la curva de aumento vuelva a acercarse a los 1,5 °C hacia finales de siglo.

“La ambición y la acción están muy por debajo de los niveles necesarios a escala mundial o colectiva”, afirmó Anne Olhoff, redactora científica jefe del informe.

Emisiones récord y políticas contraproducentes

El documento señala que, aunque las proyecciones de calentamiento se redujeron ligeramente este año -de 0,3 °C, una cifra inferior a la del año pasado-, solo una pequeña parte de esa mejora se debe a nuevos compromisos.

Durante 2024, las emisiones mundiales aumentaron 2,3% respecto del año anterior, impulsadas principalmente por India, seguida de China, Rusia e Indonesia. “Se trata de un incremento bastante elevado en comparación con los últimos años y similar al crecimiento de las emisiones registrado en la década de 2000”, detalla el informe.

Además, el PNUMA advirtió que las políticas del presidente estadounidense, Donald Trump, orientadas a revertir regulaciones ambientales y obstaculizar proyectos de energía verde, añadirán nuevamente una décima de grado de calentamiento.

“Cada décima de grado tiene repercusiones en las comunidades, en los ecosistemas de todo el mundo. Es particularmente importante para aquellas comunidades y ecosistemas vulnerables que ya están siendo afectados”, destacó Adelle Thomas, vicepresidenta de un panel científico de la ONU que evalúa el impacto climático.