Hace pocos días hemos disfrutado, en el auditorio del Concejo Deliberante, de un rico e inusual diálogo entre Gonzalo Roca, sobrino bisnieto del gran presidente Julio Argentino Roca, y Juan Namuncurá, descendiente directo del cacique Manuel Namuncurá, y sobrino bisnieto de Ceferino. La característica de las dos exposiciones fue mirar la historia sacando lo positivo, reconociendo que hubo más aciertos que errores, y dejándonos un gran ejemplo de reflexión, y que la era de los enfrentamientos, los insultos, los gritos, debe ya quedar atrás en la Argentina. Roca fue el fundador de la Argentina moderna, porque unió, tendió puentes, dialogó, y a su enemigo Manuel Namuncurá lo nombra coronel del Ejército argentino. Cargo que al cacique le permitió lucir el uniforme con orgullo hasta su muerte. Namuncurá lo visitaba a Roca cuando era presidente, y ambos amigos se complementaron en la creación del Estado argentino. Namuncurá, con su confederación de tribus, cuidaba la frontera de la Patagonia. Argentina en poco tiempo consolidó un Estado y Roca tomó el territorio que le correspondía por herencia de España. Todo este proceso fue en paz, sin negar que hubo errores, pero los indígenas fueron argentinos. Juan manifestó en la charla que los argentinos se merecen verdades, y que muchas corrientes políticas se encargaron de dividir cosas que no estaban divididas. La historia con hechos y datos muestra que es necesario un ejército para construir el Estado, y parte de ese ejército lo puso Manuel Namuncurá. Transmitieron que la verdad histórica se va a rebelar a la mentira. Es necesario expandir la visión de paz y de esperanza. Nos merecemos un futuro diferente. Tucumán tuvo el ejemplo de cómo es posible, sin resignar diferencias, poner los objetivos superiores por encima del chisme, de la charla de café, como muy bien lo expreso Juan Namuncurá. Vamos hacia adelante, a lograr el país que pensó Roca, y que el cacique Namuncurá comprendió como argentino que su contribución era fundamental, poblando y cuidando la Cordillera. Un dato no menor es el hecho de que el padre de Juan fue el primer indígena que ingresó hace casi 80 años a la Universidad de La Plata y se recibió de médico clínico, haciendo luego una capacitación en Canadá. Los argentinos tenemos muchas oportunidades y capacidades, y como lo expresó entonces Ortega y Gasset: “argentinos, a las cosas“.
José Manuel García González
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