El hincha “santo” Ricardo Hipólito Mansilla falleció de emoción en la cancha el domingo 19 de junio de 1932.
Jugaban San Martín y All Boys por la eliminatoria del “Campeonato Tucumano de Football”. El partido se había suspendido el domingo anterior cuando estaban 1 a 1, a causa de que la barra “santa” había comenzado a arrojar piedras contra el árbitro. Por ello se reanudó una semana después en una cancha “neutral”, la de Atlético Tucumán.
A los 40 minutos del primer tiempo el delantero Taritolay recibió la pelota del córner y con tremendo “shot” clavó en la red el tercer gol de los cuatro que le haría San Martín esa tarde a All Boys.
En medio de la algarabía, el aficionado Mansilla sufrió un síncope. “Murió en su ley, voceando hasta el último momento el nombre de su equipo predilecto”, dice la crónica. Poco después, cuando se reanudaba el partido en el segundo tiempo, se decidió suspenderlo a las 15.55, por dos minutos, mientras era retirado el cuerpo del aficionado
Recuerdos fotográficos: insólitas apariciones de caballos por la plaza IndependenciaMansilla, de 38 años, era “modesto, hombre de pueblo”, que dejó “sumida en la miseria a su madre anciana y paralítica y a tres hermanos, con quienes compartía la vivienda humilde y que ayer lloraban la pérdida irreparable de un hijo cariñoso y de un hermano querido”, sigue la crónica, que concluye: “Vino así a contar una jornada del músculo, disputada con entusiasmo y coraje, con la pincelada de tragedia, que llevó a todos los espíritus un punto doloroso y triste”.