La firma de la adenda para la construcción del Parque Julio Prebisch, en el predio de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) en colaboración con el municipio de Yerba Buena, marca un hito importante en el desarrollo urbano y ambiental de la zona oeste del área metropolitana. Este parque, de 22 hectáreas y una zona de lagunas de 6,6 hectáreas de retención, no solo constituirá un pulmón verde, sino que actuará como infraestructura de mitigación hidráulica: las lagunas retardarán el escurrimiento del agua en lluvias intensas y contribuirán a reducir el riesgo de desbordes en el canal.

Los beneficios para la ciudadanía son múltiples y concretos: el acceso a un espacio público de calidad, para el esparcimiento, la recreación y la socialización -un lugar donde caminar, hacer deporte, compartir en familia o con amigos-. Luego, el beneficio ambiental: más vegetación, más absorción de agua, más sombra, que se traduce en mejor calidad del aire, menor temperatura superficial y menor vulnerabilidad ante eventos climáticos extremos. Y potencia el valor urbano de la zona: la obra aumenta la seguridad ambiental del entorno, contribuye al reordenamiento urbano del oeste metropolitano y mejora la imagen de la ciudad.

Para los vecinos de Yerba Buena -en particular, de la zona lindera al Camino de Sirga y calles Martín Fierro y Darwin- la iniciativa resulta especialmente relevante. El barrio vive un proceso de urbanización, en el cual el paso de “infraestructuras blandas” como el parque es una apuesta por la calidad del espacio público.

Que la UNT y el municipio trabajen juntos es una buena señal: se evidencia voluntad institucional, coordinación y un proyecto que no se deja a la improvisación y que expresa una mirada de largo plazo para la “Ciudad Jardín”.

Cabe destacar que esta acción se da en un contexto marcado por la crisis vial de la cercana avenida Solano Vera, una arteria colapsada, tanto por el tráfico como por el crecimiento acelerado que no fue acompañado por la infraestructura. En ese sentido, el parque Prebisch se inserta como una pieza que puede contribuir al ordenamiento urbano: frenar el exceso de construcción indiscriminada, ofrecer espacios públicos de calidad, aliviar el estrés urbano. La urbanización de un parque de estas dimensiones es un contrapeso saludable ante el desafío vial de la Solano Vera.

Sin embargo, para que el proyecto rinda todos sus frutos es indispensable que no quede limitado a la construcción. La concreción del parque debe ir de la mano con el mantenimiento del sistema hidráulico, del canal y de las lagunas. No basta con que la caminería, la iluminación y las canchas estén listas: es clave que el canal, sus desagües, banquinas y el perímetro del parque reciban mantenimiento sistemático, limpieza, vigilancia y gestión ambiental permanente.

La construcción del parque es una excelente noticia para Yerba Buena. Pero la fase de mantenimiento y de integración con otras obras -como el drenaje y la canalización- marcará si el proyecto conecta con las necesidades de largo plazo de los vecinos o queda como obra decorativa. En el marco del colapso vial de la Solano Vera y del crecimiento urbano acelerado, esta obra puede convertirse en un modelo de planificación urbana adecuada, siempre que se sostenga con disciplina, recursos y visión.