A 80 años de aquel histórico 17 de octubre de 1945, la movilización más importante desde lo político en la historia argentina, nos abarca a todos y todas, pertenezcamos o no a la doctrina o pensamiento Justicialista, impactó sobre toda la sociedad los que marchaban sabían a dónde y el motivo era claro, Plaza de Mayo y la libertad de su líder preso, no había dudas ni mucho menos incertidumbre, ni para los descamisados, ni para los que gobernaban en ese entonces. Hoy a 80 años de ese día, la incertidumbre es el estado anímico de todas y todos los argentinos estén del lado que estén, pobres, clase media y los que pertenecen al mercado estos últimos son los más desorientados porque tienen dinero que perder; los demás no; ya perdimos o vamos a perderlo por goteo, nadie de los dos sectores nombrados en primer lugar vive hoy mejor que antes del 10/12/23. ¿Por qué? Porque debieron ser los legisladores consecuentes con aquel 17 de octubre y no lo fueron, ejercieron la deslealtad, fueron infieles al apellido que usaron para llegar a estar donde están. En los tiempos que corren la lealtad es una virtud que escasea, como leí en una nota del lunes 13, la idoneidad y la falta de convicciones para ejercer cargos públicos. ¡Ni hablar del debate: siempre los mismos; y los “nuevos”, por Dios! Son candidatos a diputados nacionales, la Patria está primero, Argentina está desguazada y a la venta, ¡ninguno dijo nada! Si nadie se salva solo, mucho menos una provincia. No se mencionó, ni se preguntó al respecto del denominado proyecto de algunos gobernadores “Provincias Unidas” que se contrapone desde el título al federalismo, a la mismísima Unidad Nacional. ¡Unitarios y federales, retrocedimos más de 200 años! Ni hablar de la extorsión pornográfica de Trump, inmiscuyéndose en nuestro derecho de autodeterminación de elegir; ¿qué diría Sáenz Peña? La fragmentación de la política actual conlleva la fragmentación de la Patria; o lo que es peor, volver a ser colonia. Si para algo sirvió “La Cumbre” es que nos ayudó a cada uno saber qué hacer el 26 de octubre. Dios nos ilumine, nos dé coraje y templanza para otro 17 octubre, noviembre, diciembre o el mes y el año que sea. Obviamente sucederá cuando la paciencia de los que aguantamos se agote y no vendrá de los de arriba. La Lealtad es una virtud de gente buena, la tibieza y “el no es problema mío” no aplica, si lo hace para los que anhelamos vivir en una nación libre y soberana con Justicia Social. O transcurrir viendo pasar el tiempo en una colonia. El 26 de octubre, suceda lo que suceda, provocará sin duda alguna, un 27 de esperanza en un nuevo inicio de reconstrucción, o el fin de un sueño que yo particularmente no lo veré.

Ángel Salvador Logusso                           

alogusso@hotmail.com