Nicolás Carabajal, técnico del proyecto Trigo y Maíz de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) disertó sobre el impacto de las fechas de siembra y densidades sobre la productividad del maíz durante el taller de Maíz y de Poroto que organizó la entidad.

Presentó los resultados de los ensayos realizados en la subestación experimental de Monte Redondo, donde se evaluó el impacto de tres fechas de siembra contrastantes y diferentes densidades de plantación sobre la productividad del cultivo de maíz.

El especialista abordó los fundamentos agronómicos para una correcta elección de la fecha de siembra, las estrategias y manejos asociados, y los riesgos y beneficios de cada alternativa. Además, analizó las condiciones agrometeorológicas del sitio, haciendo énfasis en el comportamiento del cultivo durante su período crítico en cada fecha.

Los resultados mostraron que la fecha de siembra óptima para esta campaña fue la correspondiente a comienzos de enero (04/01/25), cuando las condiciones ambientales fueron más favorables. En esa fecha se alcanzaron los mayores rendimientos, especialmente en las densidades más elevadas y en las parcelas con mayor nivel de fertilización nitrogenada.

Carabajal concluyó que las condiciones ambientales favorables durante el período crítico del cultivo fueron determinantes para lograr estos resultados, y que la interacción entre fecha de siembra, densidad y nutrición constituye una herramienta esencial para optimizar el rendimiento del maíz.

Por otro lado , los técnicos de la sección Manejo de Malezas de la Eeaoc aportaron a esta jornada con la presentación de estrategias comunes y diferenciales para el manejo de malezas en maíz y porotos, a cargo de Sebastián Sabaté. Durante la exposición, destacó que el barbecho prolongado y las condiciones variables del clima en el NOA -con altas temperaturas, períodos secos y lluvias irregulares- complican la planificación de los manejos y favorecen la proliferación de malezas resistentes o tolerantes durante el largo período de barbecho, tanto en maíz como en porotos. Entre las especies más problemáticas mencionó gramíneas como pasto ruso, Chloris, Eleusine y Echinochloa, y latifoliadas como Amaranthus resistentes, Borrerias y yuyo cubano.

Sabaté remarcó que a pesar de las diferencias entre ambos cultivos existen varias estrategias y principios comunes, que pueden aplicarse tanto en maíz como en porotos para mantener los lotes limpios y para facilitar el control posterior. Entre ellos se destacan el uso de barbechos efectivos en esta época, combinando glifosato con hormonales, y la incorporación de herbicidas residuales selectivos como flumioxazin, s-metolacloro, terbutilazina, piroxasulfone o metribuzin, que permiten extender el período de control previo a la siembra. La aplicación sobre suelos húmedos y sin malezas activas es condición fundamental para maximizar la eficacia de los productos y evitar fallas en el control.

El especialista subrayó que el manejo anticipado de malezas en barbecho es clave para reducir la competencia inicial del cultivo y prevenir escapes difíciles de controlar durante el ciclo. “Las decisiones que se tomen ahora determinan en gran medida el costo y la eficacia del manejo en las próximas campañas”, señaló.

Por último, destacó la importancia de la rotación de cultivos y la intensificación de los sistemas agrícolas mediante la inclusión de cultivos de cobertura o de servicio, que ayudan a reducir la emergencia de malezas, proteger el suelo y mejorar la sostenibilidad del sistema productivo.