Las universidades de los Estados Unidos enfrentan un fenómeno inesperado: los “estudiantes fantasmas”. Se trata de identidades falsas creadas por redes de fraude con inteligencia artificial (IA), que se utilizan para inundar los sistemas de inscripción y reclamar ayuda financiera. Los resultados son plazas ocupadas por alumnos que no existen y estudiantes reales que se quedan sin clases.

El problema comenzó en colegios comunitarios de California, y ahora afecta a instituciones de Arizona, Indiana, Oregón, Nueva Jersey y Michigan. Estas cuentas fraudulentas incluso envían tareas generadas con IA para evitar ser detectadas y expulsadas. En algunos casos, los estafadores sólo obtienen un correo electrónico universitario, pero eso les permite acceder de un modo fraudulento a descuentos, software y empleos.

La situación llegó hasta el punto de que el Departamento de Educación de EE.UU. lanzó un programa para combatir el robo de identidad en universidades. Según cifras oficiales, se desembolsaron U$S 90 millones a estudiantes no elegibles, incluyendo U$S 30 millones a personas fallecidas. Para frenar el fraude, se implementaron pasos adicionales de verificación de identidad y se estudia el uso de inteligencia artificial como defensa.

Reacciones e inquietudes del sistema

Kiran Kodithala, fundadora de LightLeap.AI, explicó al medio Fortune que, en California, el 26% de las solicitudes a 75 universidades de colegios comunitarios corresponden a estudiantes fantasmas. Fuera de ese Estado, la tasa alcanza al 20% de las postulaciones. Los ataques suelen coincidir con fines de semana o feriados, cuando los equipos de admisión funcionan con una dotación reducida.

Las universidades buscan un equilibrio difícil: mantener el acceso abierto y evitar el fraude. Lane Community College, en Oregón, instauró depósitos mínimos y revisiones manuales, mientras otros centros estudian medidas similares. Sin embargo, los expertos alertan que cobrar cuotas no elimina el fraude y puede generar barreras para los estudiantes legítimos.

“La IA se usa tanto para atacar como para defender”, afirmó también a Fortune el director de seguridad de Minnesota State, Craig Munson. “Cada seis meses los estafadores cambian de táctica por lo que debemos adaptarnos constantemente, y colaborar con otras universidades y fuerzas de seguridad”, refirió.

En un contexto donde la educación superior debe seguir siendo accesible, las universidades continúan buscando formas de proteger plazas y becas para quienes realmente quieren estudiar, sin sacrificar la apertura que define a los colegios comunitarios. La batalla contra los estudiantes fantasmas es, ante todo, un desafío de tecnología, ética y educación.