Las últimas semanas dejaron una serie de episodios que exponen una realidad preocupante en el fútbol local. La seguidilla de casos de jugadores descompensados o lesionados sin una asistencia médica adecuada volvió a encender las alarmas sobre las condiciones en las que se desarrollan los partidos organizados por la Liga Tucumana de Fútbol.
El hecho más reciente ocurrió este domingo, durante el encuentro en el que Santa Ana venció 1 a 0 a Juventud Unida de Tafí Viejo, por la zona Repechaje del Anual. A los 20 minutos del segundo tiempo, el defensor visitante Leandro Garnica, se desmayó en pleno campo de juego. Sin una ambulancia disponible en el predio, el futbolista tuvo que ser trasladado en un vehículo policial hasta el hospital de la zona, ubicado a unas cuadras del estadio. Allí fue asistido y, tras varios controles, recibió el alta pasadas las 20.
El episodio se suma a otros similares ocurridos en los últimos días. El viernes, durante el partido entre Atlético Concepción y Amalia, el arquero de “Los Leones”, Alexander Bayk, se desplomó a causa de las altas temperaturas y permaneció más de diez minutos sin atención médica profesional, hasta que fue llevado en un auto particular a un sanatorio, en donde lograron estabilizarlo.
El fin de semana pasado, el jugador de Tucumán Central, Gabriel Ríos, sufrió una grave lesión en el partido frente a Unión del Norte, en Burruyacu. El encuentro fue suspendido, pero también entonces se evidenció la falta de una ambulancia y de personal sanitario en el lugar.
En poco más de una semana el fútbol tucumano sumó tres situaciones que pudieron terminar en tragedia. Sin embargo, hasta el momento, ninguna autoridad asumió la responsabilidad de dar explicaciones o anunciar medidas concretas. En las canchas, el juego continúa, pero las preguntas sobre seguridad y protocolos aún no tienen respuesta, dejando a jugadores y clubes expuestos a riesgos que podrían evitarse.