Año clave en la historia argentina, 1880 fue una bisagra por varios motivos. La federalización de la Ciudad de Buenos Aires, separada por ley de la provincia homónima, le puso fin a un conflicto que parecía interminable. Costó sangre -en el capítulo anterior nos ocupamos del levantamiento armado que comandó el gobernador Carlos Tejedor-, pero con la victoria del Gobierno central el país se encamino definitivamente hacia su organización. Otro hecho fundacional fue el acceso de Julio Argentino Roca a la Presidencia de la Nación. Al comando del Partido Autonomista Nacional, Roca llevaría las riendas de la Argentina a lo largo de los 30 años siguientes.

Durante aquella primera presidencia del ya llamado “roquismo” se celebraron dos elecciones de medio término. Tucumán renovó tres bancas en la primera, convocada el 5 de febrero de 1882. Esos escaños fueron para Emidio Posse, Luis F. Aráoz y Agustín de la Vega.

Era un tiempo de plena consolidación de la industria azucarera, etapa en la que aquellos pioneros pivoteaban entre la actividad empresarial y la militancia política. Fue el caso de Posse, cuya familia venía expandiéndose en el negocio a toda velocidad mientras influía decisivamente en la vida institucional de la provincia. Emidio había formado parte de aquella famosa “revolución de los Posse” (1856) y fue ministro del gobernador Martínez Muñecas en 1880. Antes, junto a su padre, había fundado en Lules el ingenio La Reducción.

Con recorridos diferentes y un perfil similar se cuentan los dos diputados que llegaron a la Cámara en la segunda de aquellas elecciones de medio término, celebradas el 3 de febrero de 1884. Tanto Delfín Gallo como Juan Manuel Terán pertenecían a familias directamente ligadas con la entonces pujante economía tucumana.

Para Gallo, un apasionado del periodismo que murió muy joven -a los 44 años- se trataba de la cuarta experiencia parlamentaria, con la particularidad de que había representado a dos distritos: Tucumán (1872-1876) y Buenos Aires (1876-1880/1880-1884). Se distinguía como un orador extraordinario, incondicional del gobernador Juan Posse, a quien defendió en el Congreso cuando fue derrocado.

En tanto, la incursión política de Terán -padre de Juan Benjamín, el fundador de la UNT- pasa a segundo plano en comparación con su actividad empresarial. En 1901 adquirió en sociedad el ingenio Santa Bárbara y lo convirtió en una de las fábricas más prósperas del sur provincial.