Lifestyle, por Fernanda Bringas (muy_fer_) Producción general y Sol García Hamilton (solchugh) - Producción periodística

En cada rincón del mundo, las plantas cuentan historias. Algunas llegaron desde lejos, traídas por el hombre, pero otras nacieron aquí, acompañando desde siempre a la tierra, al clima y a los animales que las rodean.

Quizás las viste florecer en una plaza, en una vereda o en el patio de tu abuela, sin saber que se trataba de una planta nativa. Son esas especies que parecen estar “de toda la vida” en nuestro entorno porque, justamente, lo están: crecieron aquí mucho antes que nosotros. Y aunque por años fueron desplazadas por especies exóticas más comerciales, hoy vuelven a ganar terreno como una alternativa sustentable y llena de belleza para nuestros jardines.

PLANTAS NATIVAS. Hoy se convirtieron en una verdadera tendencia, son lo último en jardinería y paisajismo.

Hoy las plantas nativas se convirtieron en una verdadera tendencia, son lo último en jardinería y paisajismo. En esta nota LG Lifestyle te cuenta qué son, por qué importan y cómo pueden transformar un jardín en un ecosistema que atrae mariposas, colibríes y pajaritos.

FUNDAMENTALES. Para atraer mariposas, las plantas nativas son la clave.

¿Qué significa realmente que una planta sea nativa?

Se trata de aquellas especies que surgieron y se desarrollaron naturalmente en una región determinada, sin haber sido traídas de otros lugares. A diferencia de las plantas exóticas que solemos encontrar en los viveros comerciales, las nativas llevan miles de años dialogando con su entorno: con la lluvia, con la sequía, con los suelos arcillosos o pedregosos, con los insectos y aves que dependen de ellas para sobrevivir. Son, en pocas palabras, las verdaderas habitantes originales de cada ecosistema.

LAPACHOS. En nuestra provincia son emblemáticos y pintorescos por sus colores.

En Argentina, un país marcado por la diversidad de paisajes, las plantas nativas son un universo inmenso. Desde las selvas misioneras hasta la estepa patagónica, pasando por los bosques andinos y la llanura pampeana, cada ambiente tiene sus protagonistas. Se calcula que nuestro territorio alberga más de 10.000 especies, muchas de ellas endémicas, es decir, que solo existen aquí. Entre las más reconocidas está el ceibo, con sus flores rojas intensas que le valieron el título de flor nacional, pero también hay lapachos que tiñen de rosado las ciudades, aromos de amarillo vibrante, salvias que perfuman el aire, y tantas otras que quizás pasan inadvertidas en la vida cotidiana.

SALVIA. Se trata de una planta aromática originaria del Mediterráneo.

En Tucumán, el abanico se abre todavía más. Nuestra provincia, aunque pequeña, condensa una riqueza vegetal única: en las yungas, los bosques montanos y los valles, conviven especies que parecen pertenecer a mundos distintos. Allí encontramos el cebil colorado, el pacará con su copa amplia que da sombra generosa, la tipa blanca de porte elegante o el jacarandá con su violeta inconfundible. También se suman laureles, arrayanes, lapachos, y hasta especies más discretas como las pasifloras, que enredan sus lianas en los troncos con flores que parecen obras de arte. No es casualidad que Tucumán sea considerado el jardín de la república: muchos de estos árboles y arbustos no solo forman parte del paisaje, sino que también cumplen un rol fundamental en el equilibrio de los ecosistemas.

PASIFLORA. Esta planta tiene flores muy vistosas, es trepadora y algunos dicen que tiene propiedades medicinales.
MALVA. Es una planta herbácea, de la familia Malvaceae.

¿Por qué es importante elegir plantas nativas para tu jardín?

Las plantas nativas ayudan a crear un pequeño refugio de biodiversidad. Cuando incorporamos especies locales en nuestros espacios, estamos dando alimento y cobijo a mariposas, colibríes, abejas y aves que dependen de ellas. Ver un ceibo en flor rodeado de colibríes, o un jazmín del país convertido en escenario para mariposas, es una muestra de cómo lo natural se equilibra cuando le damos lugar a lo propio.

CEIBO. Es originaria del Río de la Plata y del Paraná y fue designada como la flor nacional de nuestro país.

Entre las favoritas de estos visitantes alados se destacan las salvias, con sus flores tubulares que facilitan la llegada de los picaflores, y las passifloras o mburucuyás, cuyas flores exóticas son irresistibles para las mariposas. También los lapachos, tarcos y tipas ofrecen un espectáculo de color que no solo embellece el paisaje, sino que lo llena de movimiento y vida.

CARDO. Es una planta anual y puede alcanzar el metro de altura.

Por otro lado, optar por plantas nativas es elegir la practicidad. Al haber evolucionado durante siglos en el mismo suelo y bajo el mismo clima, están naturalmente adaptadas al entorno. Esto significa que requieren menos riego, menos fertilizantes y menos cuidados en general que una planta exótica. Resisten mejor las sequías o los cambios bruscos de temperatura, porque son hijas de esa tierra.

Los jardines modernos suelen estar llenos de plantas importadas, muchas veces frágiles y demandantes. Por lo tanto, optar por lo nativo es una opción mucho más sostenible. De está manera, cuidamos el ambiente y creamos un jardín más sustentable y fácil de mantener.

EL CEIBO.

Las nativas son un recordatorio de que la verdadera belleza no siempre viene de lo nuevo o lo importado, sino de aquello que pertenece a nuestra tierra y nos conecta con ella. En Tucumán, donde la urbanización avanza sobre las yungas y la biodiversidad enfrenta amenazas crecientes, tener plantas nativas en el jardín es también un acto de conservación. Cada tarco floreciendo en una vereda, cada tipa que ofrece sombra en verano, cada ceibo que ilumina una plaza, es una manera de mantener viva la memoria natural de la región. Pequeños gestos que, multiplicados, pueden marcar la diferencia.