La imagen aún resuena. Belén Casetta, con apenas cinco meses de haber dado a luz, volaba sobre la pista en Santiago de Chile. Con su hija en brazos en la tribuna, conquistó el oro panamericano en los 3.000 metros con obstáculos. Su triunfo no fue solamente deportivo, fue la demostración de que la maternidad no interrumpe los sueños, sino que los transforma. Ese eco llegó hasta Tucumán, en donde otra mujer, lejos del alto rendimiento y de los estadios, trazaba su propio recorrido. Ana Lucía Fernández, psicóloga y madre de un bebé de un año y medio, volvió a atarse las zapatillas tras el parto y puso la mira en los 21 kilómetros de Buenos Aires y en los 21k de LA GACETA.

No buscaba una medalla ni los flashes de la televisión, sino un reencuentro con un cuerpo y una rutina que habían cambiado para siempre.

“Con respecto al cuerpo pienso que es una construcción constante más allá de la maternidad”, dice. “Si bien es verdad que en la maternidad uno ya no se ocupa de igual manera porque pasa a tener otras responsabilidades, uno puede darle amor de diferentes formas en los tiempos que tenga disponible. Desde la hidratación, la alimentación o el fortalecimiento con ejercicios en casa. Cuestiones que son claves para poder rendir mejor”, asegura.

Aceptar ese nuevo orden fue todo un desafío. El regreso a la actividad no estuvo marcado por un cronómetro, sino por la necesidad de paciencia. El cuerpo ya no respondía igual y los tiempos para entrenarse se medían en intervalos cortos, entre el trabajo y cuidados. “Lo más desafiante después de ser mamá fue ponerme de objetivo los 21K de Buenos Aires, que fueron hace tres semanas. Lo veía imposible, pero después de muchas ganas y esfuerzo lo cumplimos. Digo lo cumplimos porque hay un equipo grande detrás mío. Mi familia, mi pareja, mi entrenador y, por supuesto, mi hijo que es mi motor”, admite. Ese impulso no se detuvo allí: ahora se prepara para estar en la línea de largada de los 21K de LA GACETA, otro desafío que asume como parte de su propio proceso. 

Esa carrera, que para muchos es un hito deportivo, para ella fue una conquista íntima. Un espacio recuperado que le permitió mirarse con otros ojos. “Desde que soy mamá valoro mucho el tiempo que le dedico a correr. Es un espacio de conexión mente y cuerpo maravilloso. Esta nueva versión me enseñó a ser más constante y tenerle respeto a lo que hago”.

El impulso no fue repentino. Analú ya corría desde hacía dos años antes de ser madre, pero la maternidad resignificó esa práctica. “La motivación es algo cíclico. Hay días en los que uno está motivada y otros en los que no. Lo importante es el compromiso, y los motivos siempre son varios más allá de que se vuelve un estilo de vida”, dice.

Así la organización se convirtió en una pieza clave. La maternidad le enseñó a ser más flexible y a escuchar lo que necesitaba en cada etapa. “De hecho, una de las cosas que cambié fue el entrenamiento, ya que ahora es una planificación a distancia, teniendo en cuenta mi trabajo, las responsabilidades y el tiempo que paso con mi bebé. Lelio De Crocci, mi entrenador pudo organizarme y darme palabras de aliento en este proceso”, jura. 

PRESENTE. En 2024 Fernández ya participó de los 21k de LA GACETA.

Cada sesión fue adaptada al ritmo posible, sin compararse con la vida anterior al parto. La exigencia se convirtió en compromiso con lo que podía hacer, y en ese ajuste encontró un modo de sostener su pasión.

El entorno también juega un papel importante. En una sociedad donde todavía pesan expectativas sobre el cuerpo materno, Y Analú encontró apoyo. “Los comentarios o reacciones que recibo son todos lindos, positivos, expresando la admiración de cómo uno puede administrar los tiempos o la pasión con la que uno lo hace. Yo creo que vivimos en una sociedad en donde, por suerte, se visibiliza mucho que la mujer pueda tener sus sueños, cumplirlos y cumplir el rol de madre. Y es lo que uno también trata de transmitir; que se puede”, afirma.

Su experiencia se inscribe en un movimiento que, aunque silencioso, crece. Cada vez más mujeres eligen no abandonar sus proyectos deportivos luego de ser madres. Y en esa decisión se juega algo más profundo: la posibilidad de sostener un espacio propio, un lugar de cuidado y de disfrute en medio de la demanda que supone la crianza.

La historia de Analú, como la de Belén Casetta en la pista, muestra que la maternidad no es un límite, sino una línea de partida distinta. Cambian los tiempos, cambian los ritmos, pero no se extinguen las ganas. Al contrario: se multiplican en cada kilómetro recorrido con la certeza de que, al final, alguien espera en la meta.

Cómo inscribirse

No dejes pasar la oportunidad de ser parte de la tercera edición de los 21K LA GACETA. La inscripción se realiza en minutos a través de 21k.lagaceta.com.ar. Los cupos son limitados y la competencia volverá a reunir a miles de corredores y familias.