Llegó la primavera y, con los cambios de temperatura, los síntomas respiratorios se vuelven frecuentes. Sin embargo, no siempre es sencillo diferenciar si se trata de un resfriado común o de una alergia estacional. Ambos comparten signos similares, como la congestión nasal, el goteo y la irritación ocular, lo que suele generar confusión entre los pacientes.
Los especialistas señalan que la clave está en observar la duración y el tipo de síntomas.
El resfriado, de origen viral, suele acompañarse de dolor de garganta, malestar general y, en algunos casos, fiebre leve. Generalmente se resuelve en una o dos semanas.
La alergia, en cambio, aparece de manera repentina al exponerse a polen, polvo o ácaros, y puede prolongarse durante toda la estación. No provoca fiebre ni dolores musculares, pero sí estornudos en serie, picazón en la nariz y ojos llorosos.
“El resfriado suele tener un inicio más lento y progresivo, mientras que la alergia se manifiesta de forma inmediata tras el contacto con el alérgeno”, explican los profesionales.
Para reducir las molestias, recomiendan medidas simples: en el caso de la alergia, evitar la exposición al desencadenante, ventilar los ambientes y consultar sobre el uso de antihistamínicos. Ante un resfriado, se aconseja reposo, hidratación y, si los síntomas empeoran, la consulta médica.
La diferencia no es menor: un diagnóstico correcto evita automedicaciones innecesarias y ayuda a encontrar el tratamiento más adecuado.