Con 25 años y un promedio de 9,34, Candela Fernández Willigs ya se recibió de médica en la Universidad Nacional de Tucumán: tiene las mejores calificaciones de 2025 en la Facultad de Medicina. Durante siete años combinó estudio intenso; crossfit para cuidar su salud mental y pasantías en hospitales rurales, siempre con la convicción de que la constancia y el equilibrio personal eran claves para aprovechar al máximo la educación universitaria. Además, tuvo un amuleto que le dio fuerzas para presentarse a los exámenes.

En el presente, Candela sueña con especializarse en Neurología y devolver a Tucumán lo que la universidad pública le dio. En diálogo con LA GACETA con motivo de las producciones especiales de celebración del Día del Estudiante, la médica recién graduada compartió qué la motiva, cómo organiza su rutina y qué espera del futuro.

EN LA FACULTAD DE MEDICINA. La profesional egresada con el mejor promedio quiere aportar para mejorar la salud en Tucumán. / LA GACETA, ANALÍA JARAMILLO

Un detalle de su camino académico es que acudió a cada examen con un "acompañante" especial. “Es un anillo con la medalla de San Benito que me regaló mi abuela Silvia, que vive en Salta. Es mi cábala: lo usé siempre para rendir exámenes porque me recuerda a ella. Creo que todos los estudiantes tenemos algo así, un objeto que nos da seguridad y nos conecta con nuestros afectos. Para mí, ese anillo representa su compañía en cada paso de mi carrera”, contó Candela. 

UNA JOYA QUE ABRAZA. En su mano derecha, el anillo que le regaló su abuela Silvia con la medalla de San Benito se volvió mucho más que una cábala. / LA GACETA, ANALÍA JARAMILLO

- ¿Por qué estudiar para sacarse un 10 si se aprueba con menos?

-Depende de cada uno, pero en Medicina (la nota) tiene mucho peso. El promedio influye después para ingresar a las residencias y, si te va bien durante la carrera, tenés más chances de entrar en la especialidad que querés. Más allá de eso, también el resultado expresa cuánto te interesa profundizar en los temas. A mí me gusta mucho estudiar, me genera curiosidad, entonces, disfruto aprender más a fondo. Y, bueno, creo que eso fue lo que me llevó a rendir siempre de la mejor manera posible.

- ¿De dónde viene tu compromiso académico?

-Siempre fui muy estudiosa. Fui al Instituto Nicolás Avellaneda y mis papás, que también son médicos, me inculcaron la importancia del estudio. Nunca me presionaron, pero sí me enseñaron a ser determinada y responsable. Además, a mí la carrera me apasiona; me gusta mucho estudiar, leer, aprender… es algo que disfruto.

- ¿Por qué elegiste esta carrera?

-Fue en el secundario. Yo hice la orientación en Ciencias Naturales, y ahí empecé a interesarme mucho por el cuerpo humano, cómo funciona y todo el proceso salud-enfermedad. Eso me llevó a decidirme por Medicina. También creo que influyó el hecho de haber crecido en una familia de médicos, aunque la decisión fue mía. Con el tiempo, descubrí que lo que más me motiva es poder ayudar a la gente y aportar a la salud de la comunidad.

- ¿Cómo es tu rutina de estudio?

-Siempre me organizaba con cronogramas según la materia y la fecha de examen. Durante el cursado, a la mañana iba a clases y a la tarde estudiaba. Cuando preparaba finales, arrancaba temprano; hacía una pausa a la siesta y seguía a la tarde. No usaba métodos como Pomodoro, simplemente me proponía metas realistas según el día. El teléfono era una distracción, así que lo dejaba en silencio y lejos del escritorio. A veces, en los ratitos de descanso lo usaba, pero trataba de tenerlo fuera de alcance para no tentarme.

UNA GRAN ALUMNA.. Su forma de estudio es con cronogramas, según la materia y fecha de examen. / LA GACETA, ANALÍA JARAMILLO

- ¿Desaprobaste un examen alguna vez?

-La verdad es que nunca me pasó desaprobar, pero sí me pasó que estudié mucho y que aprobé con una nota más baja de la que esperaba. En esos casos, obviamente una se decepciona, pero lo tomo como un aprendizaje y una oportunidad para mejorar.

- ¿Qué hacés aparte de estudiar?

-Hago crossfit desde hace cuatro años. Al principio me costó incorporarlo porque estaba demasiado enfocada en el estudio, pero me di cuenta de que necesitaba algo para mi salud mental. En el gimnasio hice un grupo de amigos y se convirtió en parte de mi rutina diaria, generalmente a la siesta. También salgo con amigos, paso tiempo con mi familia… creo que siempre hay que buscar un equilibrio.

ABANDERADA. Su objetivo ahora es especializarse en Neurología y mejorar la atención médica en Tucumán. / CORTESÍA CANDELA FERNADEZ WILLIGS

- ¿Dónde y cómo te ves en cinco años?

-Mi objetivo es ingresar a una residencia el año que viene. Me gustaría hacer Neurología y quedarme en Tucumán para formarme acá. En cinco años me veo terminando la residencia; trabajando como neuróloga en hospitales y, quizás, con un consultorio propio. Me interesa la parte asistencial, más que la investigación y también me gustaría dedicarme a la docencia universitaria. Me fascina todo lo relacionado con el cerebro y el sistema nervioso. Es complejo, desafiante y cada día te enfrenta a nuevos problemas. Eso me motiva mucho.

- ¿Qué te gustaría aportarle a Tucumán?

-Me gustaría hacer un aporte al sistema de salud. Mejorar la atención de los pacientes, tanto en lo general como en mi especialidad. Creo que hay falencias y que mi generación de médicos puede contribuir a superarlas, para que los tucumanos tengan una mejor calidad de atención.

- ¿Qué consejo les darías a los estudiantes universitarios?

-Que no se dejen aplastar por el estrés. Una carrera universitaria es difícil, y manejar los tiempos de estudio, trabajo y vida personal no siempre resulta fácil. Pero también es una etapa muy linda que hay que disfrutar. Es tan importante sentarse a estudiar como salir, hacer deporte, y compartir con amigos y familia. La clave está en encontrar un balance para hacer que la experiencia sea lo más llevadera y enriquecedora posible.