Hay trenes que se detienen en la estación solo una vez, como si el destino brindara una última oportunidad para cambiar la historia. Este fin de semana, ese tren se frenó en la vía de San Martín de Tucumán: Atlanta había tropezado en Paraná con un empate sin goles frente a Patronato, y el imbatible Deportivo Madryn, que acumulaba 15 partidos sin conocer la derrota y no perdía desde el 3 de junio contra Los Andes, cayó 2-1 en Mendoza frente a Deportivo Maipú. Los primeros puestos de la zona A de la Primera Nacional, por un instante, parecieron estar al alcance de la mano. Pero cuando todo estaba servido, el “Santo” no solo desaprovechó la chance: la dejó escapar de la manera más dolorosa, con una derrota 3-0 en su propia casa frente a Arsenal, un rival que llegaba en zona de descenso y que, con este triunfo, se sacudió las cadenas y hundió a Ferro en la tabla.

El inicio del partido fue un espejismo. El equipo de Mariano Campodónico insinuó un arranque ambicioso y Martín Pino tuvo la primera clara, que fue despejada en la línea por un defensor rival. Poco después, Matías García conectó un cabezazo que terminó rebotando en un jugador visitante. Pero esas señales se desvanecieron rápidamente. El propio García, en una acción desafortunada, dejó la pelota servida para Ignacio Sabatini, que definió con frialdad para abrir el marcador. Desde entonces, San Martín se quedó sin respuestas, como si el golpe lo hubiera dejado sin aire.

El desconcierto se trasladó al planteo. Campodónico sorprendió con Juan Orellana casi como volante en el primer tiempo y luego, en un movimiento desesperado, lo adelantó como centrodelantero. Esa apuesta nunca funcionó: el equipo quedó partido, sin claridad para generar juego y con la defensa expuesta. Darío Sand sostuvo lo que pudo con atajadas notables, pero no alcanzó.

Arsenal, que llegaba al partido con la soga al cuello, encontró confianza en cada error ajeno. Tomás González fue un dolor de cabeza constante y tuvo premio con un cabezazo letal para estirar la diferencia. Y cuando Guillermo Rodríguez cometió un penal infantil, Sabatini lo transformó en gol con un remate bajo y esquinado que selló el 3-0.

En ese momento, el estadio estalló: no para alentar, sino para reprochar. La tribuna se hizo escuchar con duras canciones contra la dirigencia y también contra los propios jugadores. El silencio inicial se transformó en bronca y desahogo, una señal de que la paciencia del hincha empieza a agotarse.

El contraste con lo sucedido en otras canchas multiplicó la frustración. Madryn había caído en Mendoza y Atlanta no pudo pasar del empate en Paraná, resultados que le daban a San Martín la posibilidad de acortar distancias. En cambio, el “Santo” ofreció su versión más pálida y ahora quedó con 44 puntos, igualado con San Miguel y Tristán Suárez, pero relegado al quinto puesto por diferencia de gol. En lo más alto, Madryn sigue con 50 y Atlanta lo persigue con 48. Quedan cinco partidos para el final, pero el margen es mínimo y la cima luce más lejana que nunca. San Martín no solo perdió tres puntos vitales, también resignó la confianza de su gente.