El entrenamiento de fuerza cada vez adquiere más adherentes. Este tipo de planificación, que puede hacerse en un gimnasio, en el hogar o al aire libre, otorga muchos más beneficios que solo aumentar el tamaño de los músculos y va mucho más allá de una cuestión estética. Se trata de una de las mejores herramientas para mejorar la salud en general, el bienestar y la calidad de vida.

Sin dudas que uno de los principales resultados del entrenamiento de fuerza es el fortalecimiento de los músculos, huesos y articulaciones. Al trabajar con peso, los músculos ejercen una tensión sobre tus huesos que ayuda a aumentar su densidad, lo que previene enfermedades como la osteoporosis y reduce el riesgo de fracturas. En los últimos años, cada vez más especialistas recomiendan esta disciplina porque ayuda a controlar el peso y a mejorar la composición corporal, ya que aumenta la masa muscular magra y disminuye el porcentaje de grasa. Más músculo acelera tu metabolismo, lo que significa que vas a quemar más calorías incluso en reposo. También mejora la salud del corazón y los niveles de colesterol.

Si bien se trata de un tipo de gimnasia simple y económica, es clave que el calzado sea el adecuado. Las zapatillas de running, diseñadas para movimientos lineales y amortiguación de impacto, no brindan la estabilidad ni el soporte lateral que necesitas para levantar peso. Usar un calzado incorrecto puede afectar el rendimiento, aumentar el desgaste del calzado y el riesgo de sufrir lesiones. Por eso, elegir la zapatilla correcta para entrenar es una decisión clave que marca una gran diferencia.

Las zapatillas para entrenar fuerza tienen características específicas para asegurar máxima estabilidad y soporte en levantamientos con cargas pesadas. Según detalla el medio especializado RunRepeat, su perfil es bajo y el drop es mínimo, con menos de 5 o 6 milímetros de caída entre el talón y el antepié. Estas medidas aseguran mantenerse más cerca del suelo, lo que aumenta la estabilidad. Su suela es antideslizante y sólida para evitar resbalones y proporcionar una base firme. También cuentan con refuerzos rígidos en el arco y el talón para evitar torceduras y mantener la alineación de tobillo y rodilla.

A diferencia de las zapatillas para correr, la amortiguación en este tipo de calzado es firme y limitada, suficiente para brindar comodidad sin causar un hundimiento que dificulte el desplazamiento de cargas de peso. Es decir, no tienen curvatura y su construcción es plana para favorecer la transferencia directa de la fuerza al suelo. Los materiales son resistentes para soportar el desgaste de entrenamientos intensos. Además, un ajuste seguro con cordones o sistemas reforzados asegura que el pie no se mueva, dano la firmeza que se busca.

Los mejores modelos para entrenar fuerza

Las zapatillas más recomendadas por los especialistas, como Seba Campos, son las que combinan estabilidad, sujeción firme, buen agarre y una base sólida. Modelos como las Nike Metcon, en particular las Metcon 9 y Metcon 10, son un referente en entrenamiento de fuerza y cross-training intensivo. Su gran base y la tecnología Hyperlift en el talón las hace ideales para levantamientos pesados.

Otras opciones destacadas son las Reebok Nano X4 y Nano X5, muy versátiles para entrenamientos funcionales gracias a su combinación de buena amortiguación y estabilidad. Por su parte, las Nike Free Metcon 6 son más flexibles que las Metcon tradicionales y te dan la estabilidad necesaria para quienes combinan fuerza con cardio. Finalmente, las Under Armour TriBase Reign 6 aportan cercanía al suelo y sujeción adecuada para ejercicios de fuerza. Puma también cuenta con su línea Fuse para entrenamiento de fuerza.

Por qué hay que evitar las zapatillas de running para el entrenamiento de fuerza

No es recomendable entrenar fuerza con zapatillas de running porque no ofrecen la estabilidad, soporte lateral ni firmeza necesarios para ejercicios con carga o movimientos multidireccionales. Campos alerta también que su amortiguación blanda está diseñada para absorber impactos al correr, y bajo peso se aplasta, generando inestabilidad. Además, la suela y su diseño curvo están pensados para facilitar el movimiento hacia adelante, no para brindar una base plana y estable para levantamientos, lo que puede aumentar el riesgo de torceduras.

Otro factor importante remachado por marcas como Nike, es que la sujeción de las zapatillas de running es insuficiente en el talón y los laterales para ejercicios como sentadillas o peso muerto. En cambio, las zapatillas de fuerza tienen un talonero rígido y mayor soporte lateral. Por último, su construcción ligera y flexible no está hecha para la durabilidad que el entrenamiento de fuerza exige. Por eso, usar el calzado adecuado no solo te ayuda a mejorar tu rendimiento, sino que también protege tus pies, rodillas y tobillos.