En medio de un torneo que no da respiro y con Atlético Tucumán necesitado de resultados, Lautaro Godoy se transformó en una de las certezas del equipo. El mediocampista, de 22 años, se ganó un lugar en el “11” titular y llega al duelo contra Talleres con la confianza de haber encontrado su lugar en el esquema de Lucas Pusineri.

“Estoy muy contento porque me venía preparando para esto. Me siento bien, cada vez mejor. Por ahí los resultados no nos están acompañando, pero en lo personal me siento en un buen momento”, asegura el volante, que hoy ya no es visto como una promesa, sino como una pieza fundamental en la mitad de la cancha.

Godoy aprendió rápido que el fútbol no espera. En sus primeros pasos buscaba ser enganche, ese jugador de creación que marcaba diferencias con la pelota. Sin embargo, entendió que el puesto estaba en extinción y que para sostenerse en Primera debía reinventarse.

“Tenía que cambiar esa forma de jugar, que el enganche ya no se usa tanto. Había que correr, recuperar, y lo entendí rápido. Lo pude cambiar y ahora cada vez me siento mejor con eso”, reconoce.

Ese cambio de mentalidad le permitió adaptarse al plan de Pusineri, que prioriza la dinámica y la intensidad en el mediocampo. “El cuerpo técnico me lo pidió, lo entendí y lo pude hacer rápido. Fue un tema de madurar”, dice Godoy, que encontró en esa transformación la llave para consolidarse.

Una mitad consolidada

En el Clausura, Atlético encontró en su mediocampo una de las zonas más confiables. Godoy se acopló a la perfección con jugadores de buen pie y mucho despliegue.

“Creo que el medio cada vez está mejor. Está Kevin (Ortiz), está “Adri” (Sánchez), que ya lo venía haciendo bien el semestre pasado. Son jugadores que corren, que recuperan y que juegan bien. Los tres tenemos dinámica y eso hace que el equipo funcione mejor”, explica.

Ese entendimiento se refleja en los partidos: Atlético tiene en la zona central la base de su competitividad. Allí, Godoy aporta sacrificio, presión y también esa valentía para pedir la pelota y jugar hacia adelante.

La confianza como motor

Si algo define a Godoy es su mentalidad. No se esconde, aunque el contexto sea adverso. “La confianza es clave: la del técnico y la de uno mismo. En el fútbol hay que arriesgar, siempre para adelante. Vengo de River y eso es lo que te pidieron en toda mi formación. Mi viejo también me decía lo mismo: que aunque la pierda mil veces, la pida dos mil. A veces sale bien, a veces mal, pero lo importante es intentarlo”, cuenta.

Ese carácter lo distingue. En un Atlético que muchas veces sufrió altibajos, Godoy se mantuvo firme, convencido de que la forma de crecer es animarse a jugar, incluso en momentos de presión.

El reciente 2-2 frente a Sarmiento de Junín dejó lecturas encontradas. Para Godoy, durante el complemento, el “Decano” mostró la identidad que el equipo necesita sostener.

“Creo que entramos dormidos, pero en el segundo tiempo se vio un equipo competitivo, con ganas de ganar. Encontramos los dos goles rápido y, si nos daban cinco minutos más, lo dábamos vuelta. Fue un tema de actitud y de ganas”, explica.

Más allá del resultado, el volante rescata que Atlético mostró reacción, algo que no siempre se había visto en el Apertura.

El clima

Otro aspecto que resalta Godoy es el buen ambiente que se vive en el vestuario, clave para sostenerse en la pelea. “El grupo es muy bueno, todos se hablan con todos. Yo soy de los más chicos y siempre me cargan, pero es parte de la integración y ayuda a que el grupo esté más sólido”, comenta entre sonrisas.

Ese compañerismo también lo une con Clever Ferreira, a quien felicitó por la posible convocatoria a la prelista de la selección de Paraguay. “Se lo merece porque trabaja muy bien desde que llegó. Después le dije en broma que me tenía que agradecer porque contra Boca el gol le quedó tras un centro mío”, recuerda.

El desafío

Atlético enfrentará a Talleres en un partido clave, tanto por la tabla Anual como por el Clausura. Para Godoy, la base estará en repetir la intensidad y la actitud mostradas en los últimos encuentros.

El mediocampo se convirtió en el motor del equipo, y allí el joven volante asoma como uno de los engranajes principales. Su crecimiento individual se traduce en confianza colectiva: un equipo que busca sostenerse en zona de playoffs y que necesita puntos para escapar de los últimos puestos en la Anual.

Apenas unos meses atrás, Lautaro Godoy buscaba su lugar. Hoy, con esfuerzo y capacidad de adaptación, se ganó un espacio en la estructura titular de Atlético Tucumán. Ya no es el enganche que soñaba en sus primeros pasos: es un volante moderno, dinámico, que recupera y juega, que se anima a pedir la pelota y que se consolidó como una de los “motores” del “Decano”.