El informe del programa “Panorama Tucumano” sobre la realidad de los niños que nacen y crecen en la pobreza en Tucumán es un llamado de alerta sobre el futuro de una gran parte de nuestra sociedad. Los duros datos se sustentan en historias de chicos, en estudios de investigadores y de organizaciones como Unicef o el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, y de responsables de Desarrollo Social.

Tal como fue expuesto en el ciclo televisivo de LA GACETA y en nuestras páginas de ayer, se parte de las anécdotas de pequeños de barriadas pobres que desde los primeros años de escolaridad recogen material de desechos que aún tiene utilidad para venderlo y comprar sus golosinas en la escuela; el paso siguiente es que ese aprendizaje temprano para ganarse el sustento se convierte inevitablemente en una pronta ayuda para el sustento familiar y en una entrada temprana al mercado laboral y los empuja a trayectorias escolares frágiles, con faltas reiteradas, sobreedad y abandono.

Se detallan luego las cifras de la pobreza. Según datos del Indec, el 52,7% los niños en Argentina son pobres -lo que equivale a 6,4 millones de chicos-. Si bien los números muestran una disminución de 14 puntos porcentuales de pobreza infantil en el segundo semestre de 2024, se advierte que la mitad de los niños de Argentina sufren carencias graves que si no son atendidas con políticas de estado acertadas y potentes, pueden generar un daño tremendo a la sociedad del futuro. “En los sectores atrapados en la pobreza estructural, donde confluyen múltiples carencias, la salida no depende sólo de una mejora macroeconómica. Allí se requiere una intervención decidida del Estado y el sector privado que combine inversión en educación, salud, infraestructura y seguridad en los barrios, para cortar la reproducción intergeneracional de la pobreza y abrir oportunidades reales a los hijos de esas familias”, dijo un experto. A esto se suma que en la Argentina actual, casi cuatro de cada 10 niños y adolescentes padecen inseguridad alimentaria, según un estudio del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA. Se alimentan mal y eso en la primera infancia afecta su desarrollo futuro. El Estado da de comer en estos momentos a 550.000 personas, lo que da una idea de la magnitud de la crisis.

Los especialistas sostienen la importancia de una mayor y mejor inversión en la primera infancia y en la responsabilidad de generar consensos que tiene la clase política en su conjunto. Se habla de un gran “plan Marshall criollo”. “Argentina debe invertir en la primera infancia y los jóvenes en situaciones de pobreza para cambiar las trayectorias de vida y evitar una próxima generación de pobres estructurales”, dijo el experto Julio Picabea. “Si no se comienza a trabajar en esa dirección, en los próximos 20 años tendremos un gran problema con nuestra fuerza laboral, probablemente debilitada en un contexto mundial cada vez más competitivo”. El informe, muy preocupante, interpela a la sociedad para pensar en las estrategias de hoy para modelar ese futuro.