En la primera parte de una entrevista al presidente de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), Marcelo Torres, que se publicó la semana pasada en LA GACETA Rural, este destacaba que la sustentabilidad requiere más que una declaración: implica medirla con claridad. “Por eso impulsamos la definición de indicadores concretos que nos permitan saber en qué nivel de sustentabilidad estamos en cada establecimiento y en cada región, y cómo evolucionamos en el tiempo. Queremos que los productores puedan compararse con ellos mismos, con su grupo regional y con otras zonas”, había dicho.

Y añadía que la base de todo ello estriba en la certificación, Ambiente Regenerativo Certificado (ARC), que Aapresid había lanzado el pasado mayo. Se trata de una norma construida sobre tres pilares: el productivo, el ambiental y el social. “En lo productivo, observamos si el sistema se basa en siembra directa, qué nivel de rotación y diversidad tiene y cuán intensificada está la secuencia. Esto depende del ambiente donde esté el establecimiento: no es igual una zona semiárida que una subtropical”, decía.

Señalaba que lo ambiental incluye indicadores como la huella de carbono, la huella hídrica y el Coeficiente de Impacto Ambiental (EIQ, por sus siglas en inglés: Environmental Impact Quotient), índice que mide el impacto de los agroquímicos. “En lo social, evaluamos el cumplimiento de normas laborales, el plan de capacitaciones y cómo ese establecimiento se vincula con la comunidad, había dicho.

En la segunda para del reportaje, Torres pone énfasis en la digitalización de los datos. Admite que digitalizar no es fácil, pero remarca que es el primer paso, y que Aapresid está trabajando en ello. “Existe una brecha concreta en la digitalización agropecuaria. Aunque es un tema muy presente, en la práctica muchos productores siguen trabajando con planillas Excel, sin georreferenciar. Esto limita la posibilidad de construir indicadores, de medir huellas o de analizar el comportamiento de un lote a lo largo del tiempo”, explicó.

Entre los principales desafíos planteados, resaltó que muchas plataformas no se integran entre sí. “Algunas leen mapas, otras datos tabulados o imágenes. Esto obliga al productor a cargar la misma información varias veces, lo cual genera frustración o abandono. No se trata de una falta de interés por la tecnología, sino de que el sistema aún no es lo suficientemente amigable”, señaló.

Trascartón, subrayó que la plataforma de Aapresid permite a los socios registrar toda la historia del campo en un solo entorno, con información georreferenciada. “Es el punto de partida. Trabajamos con aliados tecnológicos para que esa integración sea posible. Apuntamos a que el productor cargue sus datos una sola vez y que esa información sirva para múltiples fines: tomar decisiones, certificar, acceder a financiamiento o garantizar trazabilidad”, puntualizó.

Puerta de entrada

Precisó que la digitalización no es un fin en sí mismo. “Es la puerta de entrada hacia una agricultura más precisa, rentable y con menor impacto. Cuando los datos están ordenados se puede avanzar hacia una agricultura de sitio específico: ya no se aplican insumos de manera uniforme, sino adaptados a cada ambiente. Esto es totalmente factible con las plataformas, maquinarias y conocimientos actuales, y aporta valor inmediato”, afirmó. Y dijo que a partir de allí se pueden calcular huellas de carbono e hídricas, estimar el impacto de fitosanitarios, construir trazabilidad y aplicar inteligencia artificial para identificar patrones valiosos.

Pero insistió en que todo esto solo es posible si se da el primer paso: contar con información estructurada y compartida bajo criterios comunes. “Si seguimos con registros dispersos nunca podremos avanzar hacia una certificación robusta ni hacia una valorización ambiental real. La tecnología existe. Las máquinas brindan datos en tiempo real sobre lo que ocurre en el lote. Pero ese potencial está subutilizado, en parte por falta de conectividad, interoperabilidad y formación. Por eso promovemos la capacitación del operario, el técnico y el asesor, y fomentamos una cultura digital práctica, eficiente y útil para todos”, manifestó Torres.