En las plazas y parques de Tucumán cada vez es más común ver grupos reunidos alrededor de barras metálicas, anillas y estructuras improvisadas. Algunos se balancean en acrobacias, otros se concentran en dominadas y flexiones. La disciplina que practican se llama calistenia, un deporte que combina fuerza, control corporal y creatividad, y que en los últimos años ganó popularidad y seguidores.
Gracias a sus prácticas en ese escenario público, Miguel Palacios, un tucumano que tiene 21 años, clasificó al Mundial de Calistenia "One Up Champions", que se realizará este 16 de agosto en Austria, donde competirá en la modalidad Power Freestyle. Su logro refleja el crecimiento de este deporte en la provincia y la necesidad de mejorar la infraestructura para quienes lo cultivan.
Miguel no está solo en esta búsqueda. Emanuel Nieva, conocido como "Manu", presentó en la Municipalidad de San Miguel de Tucumán un proyecto para construir parques de calistenia con medidas y materiales adecuados. El objetivo: que la disciplina deje de adaptarse a “pistas de salud” mal diseñadas y cuente con espacios profesionales en los barrios.
Qué es la calistenia y por qué atrae
La calistenia es un entrenamiento que utiliza el peso del propio cuerpo como resistencia, con ejercicios que van desde flexiones y dominadas hasta acrobacias complejas.
En Tucumán empezó a ganar visibilidad entre 2018 y 2019. “La mayoría aprendía mirando videos de atletas de Ucrania o Estados Unidos, y adaptando rutinas con lo que había”, recuerda Miguel.
Con el tiempo surgieron gimnasios y academias, pero las plazas siguen siendo el corazón de la disciplina. “Es inclusivo, no requiere de grandes gastos y se practica a cualquier edad. Eso lo hace especial”, asegura.
Un proyecto para las plazas
Manu, entrenador y atleta, detectó las carencias desde hace años. “Las pistas que tenemos son chicas e incómodas. Armé un proyecto con planos, especificaciones y ejemplos de ejercicios”, explica.
El documento, dirigido a la intendenta Rossana Chahla, incluye detalles de materiales y diseño para entrenar desde el nivel básico hasta el freestyle. El plan cuenta con firmas de practicantes y vecinos.
Para Miguel, la iniciativa también es una herramienta social. “Un parque bien hecho puede alejar a la gente de las adicciones, y promover disciplina y esfuerzo”, afirma.
De Tucumán al Mundial
El Power Freestyle combina movimientos dinámicos con fuerza explosiva, coordinación y técnica impecable.
Miguel comenzó en plazas con barras improvisadas y luego perfeccionó su técnica en gimnasios. Antes de Austria, ganó competencias en distintas provincias, y fue subcampeón en Chile y España, donde enfrentó a referentes internacionales.
Pese a los resultados, el deportista subraya que nunca recibió apoyo institucional. “Las competencias las organizamos nosotros, con ayuda de gimnasios y amigos. Todo es a pulmón”, resume.
El boom y los desafíos
La popularidad de la calistenia en Tucumán crece porque no exige pagar una cuota. Con un parque y ganas de aprender, cualquiera puede empezar.
Manu insiste en que la infraestructura es clave. “En provincias como Córdoba o Buenos Aires hay parques de primer nivel. Acá seguimos adaptando pistas pensadas para otra cosa. Necesitamos espacios acordes a los atletas que tenemos”, sostiene.
La falta de lugares adecuados no sólo frena el rendimiento, también limita que más gente se sume. “Si hay dos barras y somos diez, es imposible entrenar bien”, dice Miguel.
Más que un deporte
Para ambos, la calistenia es una comunidad. “Es impresionante ver cómo alguien que llega sin poder hacer una flexión mejora su fuerza, postura y confianza en pocos meses”, cuenta Manu.
Ese impacto social es uno de los argumentos que presentan ante las autoridades. Un parque bien equipado, dicen, puede ser un polo para jóvenes y adultos. “No es sólo para campeones, es para mejorar la salud de toda la comunidad”, remarcan.
Competir y enseñar
Miguel quiere volver de Austria con nuevos conocimientos para compartir. “En un Mundial se ven técnicas y estilos que no siempre llegan por redes sociales. Voy a aprender todo lo que pueda para transmitirlo acá”, anticipa.
Manu seguirá impulsando su proyecto y, si es necesario, buscará apoyo privado. “Mientras tanto, entrenamos y enseñamos. Muchos chicos después ayudan a otros a mejorar. Eso es lo lindo: el conocimiento circula y todos crecemos”, dice.