Una semana sin clases puede ser para algunos un respiro y para otros un problema. Pero detrás del paro universitario que afecta a la educación pública superior de Tucumán y de todo el país hay una pregunta que interpela: ¿cómo se defiende hoy la universidad pública? Las respuestas no son únicas, como corrobora esta producción con dirigentes estudiantiles de la provincia de diversa procedencia política e ideológica.
Entre el 11 y el 16 de agosto, las 57 universidades nacionales están en paro total convocado por Conadu Histórica para visibilizar la crisis salarial y presupuestaria del sistema público. En Tucumán, Adiunt acompaña la medida con clases públicas y actividades en varias facultades.
El paro llega en un momento clave: inscripciones abiertas y el fin del receso invernal. Por eso, LA GACETA conversó por separado con jóvenes dirigentes de distintos espacios políticos para saber cómo viven y piensan esta semana sin clases.
Estudiantes y nuevos referentes políticos
Baltasar Muro, estudiante de Derecho y referente juvenil de Creo Tucumán, abre la charla con un punto de vista contrario a la suspensión de las clases: “los estudiantes no podemos pagar las consecuencias de un conflicto entre políticos y sindicalistas. Entendemos el reclamo, pero no podemos apoyar medidas que nos impactan directa y exclusivamente. No asistir a clases nos aleja de nuestro ámbito presencial de estudio”.
Con otra perspectiva, Emiliano Páez, licenciado en Ciencias Sociales y representante de la Unión Cívica Radical (UCR), apoya la medida con firmeza y destaca que la educación es clave para el ascenso social. “Los derechos docentes se lograron con lucha, no pidiendo permiso, y valoración del trabajo de quienes sostienen la universidad pública. El paro no perjudica a los estudiantes, sino que les da tiempo para ponerse al día. Un mejor salario y presupuesto favorecerán a todos, ya que muchos deben tener tres o cuatro trabajos para llegar a fin de mes”, dice.
En otra vereda, Nicolás Ale, estudiante de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Nacional de Tucumán y representante del Frente de Izquierda, defiende la medida pero propone ir más allá: “es una herramienta legítima y necesaria de la clase trabajadora, que en la universidad implica frenar la producción de conocimiento". Para él no hay que quedarse solo en la discusión de "paro sí o paro no" sino que corresponde sumar clases públicas y acciones que fortalezcan el vínculo docente-estudiante "para contrarrestar los discursos que los tildan de vagos". "La lucha debe servir para sumar más estudiantes y reforzar la defensa de la universidad pública frente al desfinanciamiento”, opina.
El rol del Gobierno nacional: ¿qué debería hacer Javier Milei?
La consulta continúa con Luis Ganami, tucumano licenciado en Ciencias Políticas de la Universidad de Buenos Aires y militante del Partido Justicialista, quien apoya la medida. “El ajuste de Javier Milei congela el presupuesto, y pone en riesgo el funcionamiento de las universidades, la infraestructura, laboratorios, becas y la continuidad de miles de estudiantes en todo el país. Apostar por la universidad pública no es un gasto, es una inversión en el presente y futuro del país”, refiere.
Según Ganami, el Gobierno Nacional debe asumir su responsabilidad y destinar una mayor parte del presupuesto nacional a la educación en todos sus niveles, así como a la ciencia y a la tecnología. Añade que “el verdadero impacto es el desfinanciamiento sistemático” y que “el acompañamiento al reclamo es una lección sobre cómo defender derechos”. El dirigente peronista destaca la importancia de aplicar medidas como la Ley de Financiamiento Educativo de Néstor Kirchner, y las políticas provinciales de apoyo a docentes y estudiantes, como el incentivo con fondos provinciales y el boleto estudiantil gratuito.
En contrapunto, Ezequiel Aguilera, estudiante de Derecho de la UNT y militante de La Libertad Avanza, aporta otra mirada: “todos valoramos la universidad pública, pero muchas se convirtieron en ‘cajas negras’ para la política. En 2024, la Universidad de Buenos Aires rechazó las auditorías propuestas por el Gobierno Nacional. Esto es el resultado de años de desequilibrio económico que no se revierte de un día para otro”.
El dirigente estudiantil libertario sostiene que “las malas políticas económicas de más de 15 años destruyeron salarios y corregir ese daño lleva tiempo”. Por eso, afirma que “las universidades deben aceptar auditorías porque quien las financia es el contribuyente”. Desde esta perspectiva, el paro genera un impacto directo en los estudiantes. “Al suspenderse clases y trámites, se complica el acceso a bibliotecas y materiales. Además, el calendario académico se ajusta y eso genera presión”, analiza.
Aguilera considera que el Gobierno debe mantener el superávit fiscal y evitar presupuestos deficitarios para que la Argentina crezca con responsabilidad. “El presidente Milei lo sabe y lo defenderá siempre”, concluye.
Entre críticas, apoyos y propuestas, los estudiantes y dirigentes tucumanos muestran un abanico de voces que refleja la complejidad del momento. Aunque sus posturas difieren, todos los jóvenes dirigentes coinciden en que la universidad pública es un espacio clave para el desarrollo personal y social.