En una de las canchas del complejo “Natalio Mirkin”, mientras las inferiores del “Santo” disputaban su partido contra Lastenia, una figura destacaba entre la multitud de espectadores. Con su gorra naranja y una campera negra que lucía orgullosamente el escudo del club, Gustavo Ibáñez despertaba la admiración y el respeto de todos. Su sonrisa amplia y el gesto amable reflejaban la conexión profunda que mantiene con la institución. Más que un ex jugador, “Súper Ratón” es un símbolo para San Martín: un referente que supo ganarse un lugar privilegiado en el corazón del hincha y que, con su entrega y talento, dejó una huella imborrable en la historia reciente del club.

Considerado uno de los máximos ídolos de las últimas décadas, sobre todo por aquel ascenso a Primera en la temporada 2007/08, su trayectoria traspasó fronteras y se convirtió en ejemplo de compromiso y de pasión. En esta nueva edición de “Charlas de Café”, el ex delantero repasa su etapa gloriosa, habla de su presente y comparte el sueño de dirigir en algún momento al equipo que siempre llevó en su corazón.

- ¿Cómo vivís este momento, sobre todo teniendo en cuenta la pasión que siempre demostraste con esta camiseta?

- Siempre estamos acá porque mi hijo juega en el club. Para mí es una alegría enorme que él también vista estos colores. Siempre trato de inculcarle el valor de esta camiseta, lo que representa. Me pone muy contento.

- ¿La gente te reconoce, te saluda? ¿Qué te dicen?

- Sí, el reconocimiento de la gente de San Martín es algo que me llena de orgullo. Por lo que hice en el club, que es tan importante para todos, que me reconozcan me resulta muy valioso.

- ¿Te considerás un ídolo de San Martín?

- Por lo que la gente me muestra, sobre todo en la calle y en las redes sociales, uno se siente así. Muchos me dicen que soy el último ídolo y eso me llena de orgullo.

Foto de Galle Quintana/LA GACETA.

- ¿Por qué creés que te consideran así? ¿Qué pensás que dejaste en el club?

- Creo que la gente reconoce lo que hicimos con esta camiseta. Con Carlos Roldán arrancamos desde la liga hasta llegar a Primera. Siempre dimos todo, sudamos la camiseta y eso es lo que valoran.

- Tenés muchos goles con San Martín y siempre mencionás los tres goles a Belgrano. ¿Hay alguno que recuerdes especialmente?

- Los tres a Belgrano son especiales, pero también tengo uno en La Ciudadela contra Talleres y otro en el Argentino A. Son recuerdos lindos que uno guarda con cariño.

- ¿Cómo vivías esos momentos? ¿Salías convencido de que ibas a convertir?

- Personalmente, me motivaba mucho saber que había 25.000 o 30.000 personas alentándonos. Eso me hacía dar lo mejor. Igual de visitante sabíamos que siempre había gente de San Martín y eso también nos impulsaba.

-  En el mano a mano, ¿te gustaba la gambeta? Hoy parece que si un jugador intenta una bicicleta, le pegan duro. ¿Cambió mucho el juego?

- En nuestra época no había tanto foco de las redes sociales ni cámaras por todos lados. Había que bancarse las patadas, y en el Argentino A y B era así. Pero siempre me motivaba demostrar lo que significaba esta camiseta.

OTROS TIEMPOS. Gustavo Ibáñez durante un partido contra Atlético Tucumán. Foto de Archivo/LA GACETA.

- Contame un poco sobre tus inicios. Estuviste en San Pablo, luego viniste a San Martín. ¿Cómo fue ese proceso?

- Arranqué en San Pablo. Después estuve en Atlético, pero no me quisieron. Entonces un técnico, Hugo Domínguez y René “Gallo” Juárez, me trajeron a San Martín desde San Pablo, donde empezó todo con el entrenador Juan de la Cruz Kairuz. Debutamos contra Central Norte y de ahí comenzó mi historia en el club.

- ¿Te imaginás cómo hubiera sido tu carrera si hubieras jugado en los colores de Atlético?

- No creo. Siempre pienso que las cosas pasan por algo. Estoy feliz de haber vestido esta camiseta y de todo lo que logramos juntos.

- ¿Cuál fue tu etapa más feliz en lo futbolístico?

- El ascenso a Primera en el Nacional B. El equipo era muy bueno, y la gente lo sabía. Jugábamos con la cancha llena, con mucha gente afuera. Fue un momento inolvidable.

- ¿Recordás alguna anécdota divertida del plantel en esos tiempos?

- Sí, los viajes en colectivo a los entrenamientos eran divertidos. Siempre nos reíamos y nos llevábamos bien. En los entrenamientos éramos serios, pero después había buen clima y eso se reflejaba en la cancha.

-¿Creés que era más fácil antes, sin tanta exposición por las redes sociales?

- Sí, creo que sí. Antes había más privacidad para el jugador. Ahora todo se sabe y se ve al instante. Eso le quita un poco la intimidad al jugador.

- ¿Y cómo era salir a la calle en esa época? ¿Podías comer tranquilo?

- Sí, la gente siempre fue respetuosa. Pedían fotos y autógrafos con cariño, y yo siempre estuve dispuesto.

EN ACCIÓN. Gustavo Ibáñez durante una práctica ante la mirada de Lucas Hoyos. Foto de Archivo/LA GACETA.

- ¿Cómo viviste la derrota contra Villa Mitre?

- Fue el momento más difícil. Una derrota que nos dolió a todos, jugadores y gente. Pero después, gracias a Dios, pudimos conseguir el ascenso en Mendoza.

- ¿Tenías el deseo de retirarte en San Martín?

- Sí; quería retirarme acá, pero no se pudo. No le echo la culpa a nadie, las cosas pasan por algo. Estoy contento con todo lo que viví en el club.

- ¿Sentís cosquilleo cuando vas a La Ciudadela?

- Sí; ver a la gente sufrir y alentar me hace recordar lo que era estar dentro del campo. Me dan ganas de estar ahí otra vez.

- ¿Encontraste algún jugador en San Martín o a nivel nacional que se parezca a tu estilo?

- En San Martín, Lucas Chacana y Gonzalo Rodríguez tienen características similares, aunque cada uno es diferente. El “Turbo” es más rápido, yo era más gambeteador.

- ¿Te gusta la comparación con “Turbo”?

- No me gusta comparar mucho. Cada jugador tiene sus cualidades. Yo era más individualista en el mano a mano.

- ¿Te gustaría ser técnico de San Martín en el futuro?

- Sí; me encantaría. Amo este club y sé cómo se vive acá. Me gustaría estar ligado como ayudante de campo o en cualquier rol.

- ¿Qué te pareció la final en Rosario y qué faltó para ganarla?

- Creo que los jugadores se confiaron un poco. Aldosivi entró por sorpresa y eso nos complicó. La parte anímica fue clave y ellos jugaron mejor.

- ¿Cómo ves la llegada de Mariano Campodónico al equipo?

- Muy bien. Desde que llegó, el equipo mostró otra actitud. Contra River se jugó bien y eso nos da esperanza. Ojalá él pueda llevar al equipo al ascenso.

- ¿Tuviste ofertas para jugar en equipos grandes?

- Sí; para Arsenal y Chacarita, pero la dirigencia quiso que me quedara en San Martín. También jugué un tiempo en Chile a préstamo. Me hubiera gustado, pero no se dio.

- ¿Te quedó la espina de no haber jugado en un club grande?

- Sí; pero no me arrepiento. Estoy muy contento con mi carrera en San Martín y los ascensos que logramos.

- ¿Qué representa San Martín en tu vida?

- Mucho. Me dio la chance de ser conocido y mostrar lo que podía hacer. Siempre soñé con llegar y gracias a Dios se dio acá. El hincha quiere ver al jugador que transpire la camiseta, que se tire de cabeza y que no dé ninguna pelota por perdida. Por ahí vas a tener partidos malos, pero si el hincha ve que te mataste por una pelota, te lo va a reconocer.