Después de virulentas polémicas y acusaciones por la seguridad y la ambición del proyecto, Italia decidió poner en marcha una obra de ingeniería única: el puente colgante más largo del mundo. Este buscará resumir los 300 kilómetros en auto desde Sicilia a Calabria a través de una pasarela que conectará la Isla con la parte continental en la punta de la bota del país.

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Roma dio la aprobación final a un proyecto que ya tenía sus planes en la época romana pero nunca pudo superar aquella fase. Este miércoles, el viceprimer ministro y director de Infraestructuras italiano, Matteo Salvini dio paso firme a la construcción del puente suspendido más extenso de la Tierra.

Un proyecto de dimensiones impensadas

El proyecto costará ala país unos 13.500 millones de euros (15.600 millones de dólares) y tendrá una longitud de nada menos que 3,3 kilómetros, reduciendo las cuatro horas y media de viaje en auto que supone cruzar desde Calabria hasta la isla de Sicilia. La estructura colgante conectará ambas regiones a través del estrecho de Messina.

La distancia del Puente de Messina es casi tres veces más grande que el Golden Gate de San Francisco y supone un récord mundial. La distancia total será de más de cinco kilómetros y se extenderá entre dos torres de 400 metros de altura, con dos líneas ferroviarias en el medio y tres carriles de tráfico a cada lado, según consignó BBC News. El sistema de suspensión con cables de 1,26 metros de diámetro y una longitud total de 5.320 metros representan un récord de ingeniería.

Actualmente, la única manera de que los trenes crucen el estrecho es subiendo los vagones a transbordadores y transportándolos por mar en un viaje de 30 minutos.

Contra la amenaza de la naturaleza

Pero lo que Salvini definió como "la mayor obra pública de Occidente", suscitó férreos debates entre los locales, especialistas y los opositores al Gobierno de turno. Los críticos de la infraestructura argumentan que la zona donde se construirá presenta serios riesgos de seguridad al ser conocida por su alta actividad sísmica. Además, señalan que la cantidad destinada al puente podría utilizarse en mejorar servicios básicos en el sur de Italia, que ha estado históricamente desfavorecido.

Por su parte, los diseñadores afirmaron que el puente, que se construirá en una de las zonas con mayor actividad sísmica del Mediterráneo, podrá resistir terremotos.

Los grupos locales que se oponen al puente también dicen que su construcción utilizaría millones de litros de agua al día mientras tanto Sicilia como Calabria luchan regularmente contra la sequía.