Las relaciones empiezan y terminan en el plano digital de un modo muy distinto a lo que sucedía cuando todo lo que había era contacto físico. Pero hay algo nuevo que va más allá del ya conocido ghosting o fantasmeo. Se trata del cloaking, una estrategia de desaparición que no sólo implica dejar de responder, sino bloquear por completo a la otra persona en todas las plataformas. Sí, todas: desde WhatsApp e Instagram hasta Tik Tok o los contactos del teléfono.

Esta práctica, que se viralizó gracias a una nota publicada por la revista GQ, preocupa a especialistas por su impacto emocional. Y es que, al cortar de raíz cualquier posibilidad de diálogo o cierre, el cloaking genera un aislamiento repentino que puede producir secuelas psicológicas profundas.

A diferencia de otras formas de distanciamiento, el cloaking no da lugar ni a la duda ni a la esperanza. Simplemente, elimina a la otra persona del mapa digital.

El salto del ghosting al cloaking

Si el ghosting ya resultaba doloroso por su falta de explicaciones, el cloaking eleva el nivel de desconexión. Según lo expuesto por GQ, mientras el ghosting implica ignorar mensajes y cortar el diálogo, el cloaking va un paso más allá: bloquea todos los canales posibles de comunicación.

Esto puede suceder tanto después de una cita como en relaciones que parecían avanzadas. La sorpresa y el desconcierto suelen ser mayores, ya que la persona afectada no sólo deja de recibir respuestas, sino que también queda excluida de cualquier rastro virtual de quien la bloqueó. No hay pistas, no hay explicaciones, no hay vuelta atrás.

Este tipo de conductas afectan con fuerza a quienes están en la etapa de construcción emocional y vínculo, como suele suceder en los primeros años de adultez. Además, el entorno digital, donde todo ocurre de forma inmediata, potencia la sensación de rechazo.

¿Por qué el cloaking es tan dañino?

Desde la psicología, se sostiene que la falta de diálogo en una ruptura genera inseguridad, pero cuando también se bloquea cualquier contacto, se multiplica la sensación de desamparo. El cloaking deja a la otra persona sin recursos para entender qué pasó, sin margen para cerrar la historia o para expresar lo que sintió.

En el artículo de GQ, se cita al doctor Bruce Y. Lee, quien analiza el fenómeno en Psychology Today. Allí se sostiene que muchos usan esta técnica como un mecanismo para evitar responsabilidades, confrontaciones o incluso exponer su verdadera identidad digital.

“No querer enfrentar lo que provocaron o temer que se descubra algo más sobre ellos” son algunas de las razones que aparecen detrás del cloaking. De hecho, en algunos casos, puede ser una forma de ocultar comportamientos previos o relaciones paralelas.

¿Cómo protegerse del cloaking?

Aunque no hay forma infalible de evitarlo, hay señales que pueden anticipar el riesgo. Según GQ, algunos indicios son la baja abrupta en las conversaciones, la cancelación repetida de planes, las respuestas cada vez más tardías y, finalmente, la desaparición total.

La clave está en fomentar vínculos basados en la comunicación y la honestidad. Establecer límites claros, hablar sobre las expectativas desde el comienzo y no idealizar a la otra persona solo por su presencia en redes puede reducir las posibilidades de ser víctima de cloaking.

Además, existe una tendencia que busca contrarrestar estos comportamientos: el slowmance, que propone construir relaciones más lentas, profundas y empáticas. Al conocerse en serio y sin apuros, se generan lazos más estables y se evitan actitudes evasivas.