En la memoria de los hinchas de Atlético Tucumán y de Rosario Central, el José Fierro guarda una noche imposible de olvidar. Fue en mayo de 2013, por la fecha 26 de la B Nacional, en un partido que terminó 4-3 a favor del “Canalla”, pero que quedó marcado por un caos que desbordó los límites del campo de juego. Doce años después, los visitantes volverán a poblar esa tribuna. Y con ellos, también volverán los recuerdos.
Este sábado, por la cuarta fecha del torneo Clausura, Central volverá a tener hinchas en la cancha de Atlético. Serán unos 2.500 los que ocuparán el codo de Bolivia y 25 de Mayo, una zona históricamente destinada a visitantes y que ahora se prepara para recibir nuevamente al público rival.
Una noche que todavía quema
El partido de 2013 lo tuvo todo: goles, tensión, detenciones, sangre, balas de goma y un encuentro suspendido durante diez minutos. Fue la última vez que Rosario Central trajo público al Monumental. Y el resultado fue un desborde generalizado.
Los incidentes comenzaron apenas pasados los 36 minutos del primer tiempo. Atlético acababa de marcar el 2-1 y, desde la popular visitante, se escuchó una detonación. La reacción fue inmediata: corridas, disparos de la policía desde el campo de juego y desde la tribuna, y una imagen que todavía estremece: el rostro ensangrentado de Andrés “Pillín” Bracamonte, con cuatro impactos de bala de goma.
El árbitro Carlos Maglio suspendió el partido y el técnico “canalla”, Miguel Ángel Russo, caminó hasta el alambrado para pedir calma, intentó frenar a sus hinchas y también a la policía. El partido se reanudó casi diez minutos después. Y de esa jugada (un tiro libre previo al desmadre) Central terminó marcando el 2-2.
Pero los desmanes no empezaron en el estadio. En la madrugada del mismo domingo, en Termas de Río Hondo, ya había habido un cruce entre hinchas y efectivos policiales, con detenidos y lesionados. El clima estaba caldeado desde temprano.
Pese a todo, Central ganó 4-3. Y ese resultado, en el contexto de una campaña inolvidable para el equipo de Russo, quedó opacado por la violencia. Desde entonces, nunca más hubo público auriazul en Tucumán. Hasta ahora.
El regreso de los visitantes al José Fierro se enmarca en un contexto mayor: la AFA impulsa una serie de ensayos controlados para reintroducir lentamente la presencia de ambas hinchadas en los estadios del país. Central ya tuvo su primera experiencia este torneo en la cancha de Lanús. Ahora será el turno de Tucumán.
La dirigencia de Atlético lo sabe: este sábado está en juego su imagen institucional y la posibilidad de abrir una puerta hacia algo más grande. El operativo de seguridad ya está en marcha. La Policía de la provincia definirá en las próximas horas el lugar donde se agrupará a los hinchas “canallas” para escoltarlos en caravana hasta el estadio. Habrá cinco controles, chequeo de entradas e identificación, y un despliegue que incluirá tanto a efectivos policiales como a seguridad privada.
Desde Rosario, el propio presidente de Central, Gonzalo Belloso, pidió públicamente buen comportamiento. Sabe que cualquier incidente podría poner en jaque esta experiencia y el avance hacia un fútbol más abierto y compartido.
Este sábado, el Monumental se pondrá a prueba. Los hinchas de Central volverán a ocupar su lugar en las tribunas, en un contexto completamente distinto, pero con una historia muy presente. Porque esa noche del 2013, tan intensa y desbordada, todavía está ahí. Como una advertencia, como un punto de partida para hacer las cosas distintas. Ojalá lo sea.