Cecilia Grierson no solo fue la primera médica argentina, sino también una figura clave en la historia de la ciencia y de la educación en el país. Su vida, marcada por la tenacidad, el compromiso social y una lucha constante contra los prejuicios de género, dejó un legado que aún hoy inspira a profesionales de la salud, la docencia y la investigación. Sobre varios de esos ejes girará la charla que brindará mañana la Dra. Marcela Vignoli.

La conferencia se titula “Género, ciencia y universidad a través de la trayectoria de Cecilia Grierson, la primera médica de la Argentina”. La cita es a las 14.30 en el Colegio Médico (Las Piedras 496) y también se puede acceder de forma virtual conectándose a este LINK.

Organiza la Academia de Ciencias de la Salud, en el marco de su ciclo de conferencias de extensión 2025. Vignoli es investigadora del Conicet, docente en la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo (UNT) y especialistas en temas que vínculan los estudios de género con distintas temáticas de la historia tucumana. Presentará la charla y oficiará de moderadora la Dra. Virginia Albarracín.

Nacida en Buenos Aires en 1859, Grierson se enfrentó desde joven a la resistencia de un sistema que no contemplaba a las mujeres en el ámbito científico. En 1883 logró ingresar, no sin dificultades, a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, una institución que entonces no admitía fácilmente mujeres. Allí debió enfrentarse no solo a los contenidos académicos sino también a los prejuicios de profesores y compañeros.

En 1889 se convirtió en la primera mujer en recibir el título de médica en Argentina, pero no se conformó con ejercer la profesión. Fue una innovadora en diversos campos de la salud pública y la educación médica. Fundó la primera escuela de enfermeras del país en 1890; además, tradujo manuales técnicos, redactó textos de enseñanza y desarrolló programas de formación para mejorar la atención sanitaria.

Por otro lado, se convirtió en una activa militante por los derechos de las mujeres y en una figura central del movimiento feminista argentino de principios del siglo XX.

Su legado se refleja no solo en las instituciones que fundó, sino también en el reconocimiento que fue ganando con los años. Hoy, numerosos hospitales, escuelas, calles y universidades llevan su nombre, y es habitual que se la reivindique como una de las grandes pioneras de la ciencia argentina. Falleció en 1934, en la localidad bonaerense de Los Cocos.