Una parte sustancial del informe ambiental que presentó la Universidad Nacional de Tucumán con respecto a la Ciudad Universitaria y al Parque Sierra de San Javier ha estado centrada con énfasis en la necesidad de preservar la sierra, que consta de poco más de 14.000 hectáreas, porque son el reservorio ambiental de toda el área metropolitana del Gran Tucumán.
El estudio ha sido multidisciplinario y ha tenido, por cierto, un enfoque jurídico ambiental, relacionado con el hecho de que desde que surgió el proyecto de la Ciudad Universitaria en 1948 han cambiado de forma rotunda las consideraciones ambientales y las jurídicas. Hoy hay una ley de ordenamiento territorial de bosques nativos, que determina las zonas de riesgo y los usos del suelo. Toda el área del parque Sierra de San Javier es categoría 1, es decir que es zona roja, en la que no se puede modificar el uso del suelo ni avanzar sobre las especies animales y vegetales . La UNT dejó de lado en los años 60 el proyecto de la ciudad en el cerro, según explicaron, porque iba a significar una presión urbana insostenible con los 30.000 universitarios calculados para cuando estuviera terminada (hoy la casa de Altos Estudios tiene 80.000), tanto en lo que hace a movimiento de personas y vehículos como de servicios de agua y cloacas, entre otras cosas. Claro que el problema de que la ley 14.771 obliga a hacer la ciudad universitaria “conforme a los planos aprobados” hace suponer que debe ser hecha en el cerro, y esa traba legal debe ser resuelta.
Como sea, se sabe que el cerro es frágil, que regula las escorrentías, y el parque universitario es clave. Según dijeron, al haberse abandonado las actividades agrícolas y ganaderas se ha regenerado en parte el bosque y está volviendo a su estado natural.
Ahora bien, se trata de un área deseada por la gente que quiere vivir en la naturaleza (precisamente ese fue un fuerte motivo para proyectar la ciudad universitaria en el cerro), y por ello el crecimiento urbano en los alrededores del parque y a lo largo de las yungas ha dado lugar a problemas. Aunque hay partes que han sido preservadas -como es el caso de Yerba Buena y Tafí Viejo-, hay otras donde ha habido urbanización hasta en la parte alta del cerro.
En las últimas dos décadas se han hecho varios proyectos multidisciplinarios para el cuidado y el crecimiento, incorporando a la Provincia, las municipalidades, las comunas, las organizaciones y la sociedad civil. Tal ha sido el Programa de Desarrollo de Áreas Metropolitanas del Interior del País (DAMI), financiado por el BID, cuya investigación fue completa pero la sociedad no se sintió comprometida a abordarlo. También, el Proyecto Federal para salvaguardar el cerro San Javier de la expansión metropolitana, presentado en agosto de 2023. Ahora la UNT plantea la necesidad de tener “gobernanza”, es decir de liderar y coordinar la protección del ambiente de la sierra frente a la expansión urbana, turística y deportiva. y al manejo y abandono de residuos. “La gobernanza es cómo articula la Universidad Nacional de Tucumán con los municipios y con las comunas para que esto funcione y así protejamos, zonifiquemos, hagamos censo de la cantidad y la capacidad de gente que pueda acceder al parque, porque también es cómo acceden, cuántos acceden y qué se puede hacer allí”, dijo Álvaro Bravo, responsable del Observatorio Ambiental de la Universidad.
Es decir, se observa que hay que plantear con urgencia la coordinación entre las distintas áreas para que todas se hagan responsables y aporten para el cuidado de esta área verde que es de todos. Al decir de Bravo realmente somos unos privilegiados de contar con ese espacio”. Urge cuidarlo