Juan Orellana no juega, pero está. En el Estadio Único Madre de Ciudades, mientras San Martín se mide con River por los octavos de final de la Copa Argentina, el defensor observa desde la platea. No pudo estar en la cancha por una lesión en la rodilla izquierda, pero no se lo pierde por nada. Porque es un referente, un pilar que creció en el club y que sigue firme, incluso cuando le toca alentar desde afuera.
Una molestia en el ligamento colateral interno, sufrida en el último partido frente a Tristán Suárez, lo dejó fuera de esta cita histórica. No obstante, la recuperación avanza y el alta médica está cerca. “Estamos en la última etapa, quedan nada más un par de días”, le cuenta a LA GACETA.
Aunque esta vez no pisa el campo de juego, Juan se siente parte. Estuvo entrenando durante la semana en el complejo, siguiendo de cerca la preparación del plantel, y se muestra confiado en que el equipo puede estar a la altura del desafío. “Va a ser un partido bastante duro. El grupo trabajó muy bien física y mentalmente para dar una buena prueba de carácter, y lo vamos a sacar adelante”, dice.
Con el reciente arribo de Mariano Campodónico como nuevo entrenador tras la salida de Ariel Martos, el equipo encara una etapa de transición. Pero para Orellana, los cambios pueden ser positivos. “A Mariano lo conozco, estuvimos hablando. Me contó más o menos su idea para el equipo. Quizás cambie un poco la mentalidad, que es lo que nos hace falta”, analiza.
Ya pensando en lo que se viene, el defensor no duda: con pocas fechas por delante en la Primera Nacional, todo se juega como si fuera una final. El próximo rival será Deportivo Madryn, y para Juan no hay margen para relajarse. “Todos los partidos que quedan son finales. Vamos a tratar de sacarlos adelante”, afirma.
Hoy, Juan vive el partido desde otro lado, pero con la misma pasión de siempre. Porque cuando no puede dar una mano con los botines, la da con la presencia. Y en San Martín, eso también vale.