Si hay personas que tienen confianza absoluta en la gente, esas son los niños. No creen que los extraños o los conocidos vayan a hacerles daño y consideran que los demás (los adultos) saben hacer las cosas. No tienen miedo cuando los suben a vehículos inestables como las motos y son los menos protegidos en los viajes. No hay -o no se adquieren- ropas con protección para ellos, como usan los motociclistas de experiencia, porque “sale caro” comprar ropa cara para una “personita” que crece sin parar hasta los 18 años, o más. Tampoco, por razones parecidas, se los provee de cascos, siendo que es la cabeza la parte del cuerpo con más riesgo en un accidente.
Dichas así las cosas, no parece tan extraño, aunque sí resulta conmocionante, que el 66% de los chicos accidentados atendidos en 2024 en el Hospital de Niños hayan estado circulando en motocicletas. Sobre 616 chicos heridos, 411 eran acompañantes de motociclistas. En lo que va de 2025, según contó la directora del nosocomio, Inés Gramajo, sobre 318 casos, hay 208 accidentados en moto. “No está descendiendo”, explicó, al hacer la comparación con el año anterior. “Hay que trabajar fuerte en prevención”, agregó.
¿Como se puede hacer esa labor fuerte para prevenir accidentes? El “cómo” suele ser lo más difícil de lograr en una campaña de concientización. Si bien se puede entender que haya operativos para secuestrar vehículos en infracción -llevar menores de 12 años en la moto ya es una infracción- cabe pensar que probablemente los agentes de tránsito o los policías han de compadecerse cuando ven a un adulto que lleva criaturas en moto. También es de elogiar la campaña que se lleva a cabo con niños para concientizar -“Mejor un coro de niños que un coro de ángeles”-. Pero bueno sería tener estudios acerca del impacto que tienen en los adultos estos operativos. El caso de la mujer embarazada que llevaba a sus tres hijos en una moto por un barrio del sur capitalino y que chocó con un auto estacionado en Lavaisse y Libertad es paradigmático de la dificultad para lograr efectos en las campañas en ciertos grupos sociales vulnerables. ¿Como circulan en barrios donde el transporte y los servicios públicos en general son deficitarios, las familias que tienen apremios económicos? Así parece ser el caso de este grupo accidentado, que depende de los ingresos del padre, que es vendedor ambulante. Una serie de circunstancias sociales serias se encadenan para llevar a que haya cuatro personas accidentadas y a que la mujer haya sido sometida a una cesárea de urgencia.
Cabe reflexionar cuánta gente traslada a sus hijos en moto por diferentes necesidades, como trabajo o escuela. Acaba de darse a conocer que el Gobierno ha ampliado el alcance del boleto escolar, sobre todo para adolescentes, pero es de suponer que una familia pobre, si tiene que llevar a sus hijos a la escuela, para ahorrarse el pasaje del adulto, los ha de llevar en moto. Sobre todo en el interior de la provincia, o los barrios capitalinos alejados, donde el control es laxo. ¿Qué campaña hay que hacer para cambiar las cosas?