Son las 8.30 de la mañana de un jueves hábil y, sin embargo, el microcentro tucumano luce inusualmente quieto para los taxistas. En una cuadra se alinean al menos siete autos esperando pasajeros. Una postal que ya no sorprende en el sector. “Esto es lo normal ahora. No hay plata y no hay trabajo”, sintetiza Carlos a LA GACETA, con más de 20 años de experiencia al volante.
La falta de pasajeros en horas pico es solo una de las tantas señales que alertan sobre el deterioro del rubro. “Ayer hice ocho viajes. Eso no es nada. Y antes de ayer, lo mismo. No es una excepción, es lo que pasa todos los días”, cuenta Carlos, resignado. A su lado, otros choferes asienten y repiten la misma palabra: “desleal”. Lo hacen en referencia a la competencia con las aplicaciones como Uber y DiDi en la provincia.
Uno de los testimonios más crudos a LG Play lo dio José, otro taxista, quien mostró su billetera después de dos horas de trabajo: “Tengo $4.000 desde las seis de la mañana. Y tengo que pagar $45.000 por día para alquilar el auto. No se puede”. Según explica, antes no necesitaba trabajar los domingos, pero ahora sale todos los días para cubrir sus gastos básicos. “Tengo que mantener a mi hija, a mi señora, pagar alquiler, luz e internet. Cuesta cada vez más”.
A pesar del panorama, algunos todavía resisten a pasarse al sistema de aplicaciones. “Soy taxista, no quiero trabajar con la app. No le encuentro sentido”, dice uno. Otros, en cambio, lo ven como una salida inevitable. “Voy a tener que aprender. Muchos no lo hacen por desconocimiento, no porque no quieran”, reflexiona otro conductor.
Un escenario que no es nuevo, pero que se agrava
La caída de la actividad, coinciden los taxistas, no se debe solo a la tecnología. “Es una suma de cosas: el costo de vida, la suba de tarifas, la falta de efectivo en la calle. Los colectivos también van vacíos. Todos estamos mal”, opinan. Actualmente, la bajada de bandera está en $900, y cada ficha, en $90. “Viajar se volvió un lujo”, dicen.
El debate sobre las aplicaciones, además, sigue sin resolución. Aunque hay un proyecto en la Legislatura para regularlas, su tratamiento fue postergado hasta después de las elecciones de octubre. Según fuentes oficiales, el tema es “sensible” y podría tener impacto electoral, por lo que se espera que vuelva a discutirse recién en noviembre.
Mientras tanto, el volante sigue girando, pero con menos esperanza. “Hay que aguantar. El taxi es un buen trabajo, pero estamos en el peor momento”, cierra José, con las ojeras de quien trabaja de lunes a lunes para llegar a fin de mes.