Cuando se habla de aves con capacidad para imitar sonidos humanos o del entorno, el primer nombre que aparece suele ser el loro. Sin embargo, hay otro pájaro que puede igualarlo -o incluso superarlo- en destrezas vocales y cognitivas: el cuervo. Subestimado por su aspecto oscuro y su asociación histórica con la carroña o los malos augurios, el cuervo común o cuervo grande (Corvus corax) es en realidad una de las aves más inteligentes y fascinantes del reino animal.
Una de sus habilidades más sorprendentes es la imitación espontánea de sonidos. Puede copiar desde ladridos, risas humanas y alarmas hasta campanas o motores. A diferencia de los loros, que muchas veces necesitan entrenamiento intensivo, los cuervos lo hacen como parte de su comportamiento natural. Esto se debe a la versatilidad de su siringe, el órgano fonador de las aves, que en este caso permite una gama de sonidos inusual en animales silvestres.
Inteligencia que desafía lo humano
Pero la gran revelación llegó desde los laboratorios de la Universidad de Tubinga, en Alemania, donde científicos pusieron a prueba las capacidades cognitivas del cuervo. En experimentos recientes, ejemplares adultos lograron reconocer y seleccionar figuras geométricas que se desviaban del patrón visual, sin importar su tamaño, rotación o posición.
Este tipo de procesamiento visual, que se creía exclusivo de los seres humanos y algunos primates, sugiere que los cuervos manejan una forma avanzada de análisis visual. Las pruebas mostraron que tienen mejor desempeño con figuras simétricas o con ángulos marcados, pero muestran dificultades frente a formas irregulares o menos definidas.
Además de su vista aguda, el cuervo demuestra una inteligencia práctica: usa herramientas, planifica acciones y hasta engaña. Se los ha visto llamar la atención de lobos o coyotes hacia una carroña para que ellos rompan el cuerpo y así acceder con más facilidad a la carne. También espían a otros cuervos mientras esconden comida, y más tarde vuelven para robarla en el momento justo. Incluso coleccionan objetos brillantes como tapitas, monedas o trozos de metal, que guardan en escondites seleccionados.
Un oportunista brillante
El cuervo grande, como se lo conoce oficialmente, es una especie que convive con el ser humano desde tiempos remotos. Es omnívoro y se adapta con facilidad al entorno: come desde frutas y granos hasta restos de comida o pequeños animales. Esta versatilidad explica por qué, en ciertas regiones, su población es tan abundante que se lo considera un ave molesta.
A nivel cerebral, es una de las especies con mayor volumen encefálico proporcional entre las aves. Puede resolver problemas complejos, recordar rostros humanos, planificar movimientos y mantener relaciones sociales estructuradas. Vocaliza de forma sofisticada y usa distintos sonidos según la ocasión, desde advertencias y llamados de atención hasta imitaciones complejas.
Físicamente, tiene un plumaje negro que brilla con reflejos azulados y violáceos. Su pico es curvado, fuerte y completamente negro; el cuello robusto y la cola larga. Habita en bosques, zonas costeras y áreas abiertas en casi todo el hemisferio norte, aunque evita las regiones extremadamente frías como el Ártico. Los juveniles suelen alejarse más del nido antes de asentarse, lo que contribuye a su dispersión territorial.