Alejandra “Locomotora” Oliveras representó mucho más que una campeona del mundo. Y para quienes tuvieron la oportunidad de compartir aunque sea un rato con ella, su muerte este lunes dejó una huella. La boxeadora jujeña falleció a los 47 años, luego de dos semanas internada en terapia intensiva tras sufrir un ACV. Pero su vida (que fue puro combate desde mucho antes de subirse a un ring) sigue haciendo eco en historias como la de Miguel Barros, boxeador, y Diego Trejo, el propietario del gimnasio, que la recibieron en Tucumán en octubre de 2023.
“Fue una grata compañía conocerla. Siempre fue una gran referente, pero no solo como boxeadora sino como persona”, cuenta Miguel, que hoy además de competir, es instructor. Aquella visita fue espontánea. “Diego nos dio la posibilidad de compartir ese espacio y ella nos habló de su vida, de cómo arrancó en el boxeo. Fue muy inspirador”, recuerda.
Oliveras, que fue campeona mundial en seis ocasiones y terminó su carrera profesional con 33 victorias, tres derrotas y dos empates, había llegado a la provincia para dar una clínica y brindar una charla motivacional. “Era una gran oradora. Tenía una forma muy elocuente de transmitir. Incluso en lo difícil, lo hacía divertido. La remaba muchísimo”, resalta Miguel.
Desde lo técnico, su estilo arriba del ring fue igual, o más potente que su mensaje fuera de él. “Era aguerrida, siempre buscaba la pelea. Tenía una pegada impresionante. Pero además, logró ser campeona en distintas categorías, que es algo muy poco común”, destaca Diego.
Pero el legado más importante de “Locomotora” quizás no se mida en cinturones. “Lo que más nos dejó fue su historia de superación. De salir adelante pese a todo. La vida que tuvo fue durísima, pero logró transformar el dolor en acción. Dejó una luz en cada lugar al que fue”, afirma el dueño del gimnasio.
Ese día en Tucumán, aseguran, la presencia de Oliveras marcó a todos. “Los chicos salieron maravillados, con una luz en los ojos. Como entrenadores lo vemos: muchos llegan al deporte con problemas, con pasados duros, y encuentran acá una motivación. El gimnasio te da pequeñas metas que te levantan”, reflexiona Miguel.
La historia de la “Locomotora” parece escrita con los trazos clásicos de las películas de boxeo: una infancia en la pobreza, la maternidad en la adolescencia, la violencia de género y, finalmente, el ring como refugio. “Pero va más allá. Es una historia de cómo se canaliza el dolor para hacer algo bueno. Eso es lo que siempre nos decía”, apunta el boxeador tucumano.
“Hoy el boxeo la despide, pero también el mundo del deporte y la sociedad argentina. Porque fue una referente adentro del cuadrilátero, sí. Pero sobre todo, afuera”, cierran. Y ese “sobre todo” dice más que cualquier estadística.