Luis Ventura terminó el domingo tendido en el césped, con la cabeza inflamada y sin poder reaccionar. La intención inicial del periodista y entrenador de Victoriano Arenas era retirarse del estadio de Central Ballester rumbo a los Martín Fierro de Radio, donde tenía previsto participar de la ceremonia. Pero el partido terminó de la peor manera: con una batalla campal entre jugadores, cuerpos técnicos e hinchas, y con él como una de las víctimas más visibles de una tarde que quedó marcada por la violencia.
El duelo, correspondiente a la fecha 19 de la Zona B de la Primera C, era un cruce clave por la permanencia. Terminó empatado 2 a 2 con un gol agónico de Central Ballester en el minuto 98, lo que desató el caos. En medio de los empujones y piñas que se repartían dentro del campo de juego, un agresor identificado con los colores del local se le acercó por detrás a Ventura, que ya se dirigía al vestuario, y lo golpeó a traición, directo a la cabeza.
“No sé si voy a necesitar puntos, pero tengo la cabeza hinchadísima. Me pegaron desde el costado, medio de atrás. Nos masacraron”, contó Ventura. El impacto fue tan fuerte que quedó noqueado durante varios segundos y tuvo que ser atendido por el cuerpo médico de su equipo. Más tarde fue trasladado al Sanatorio Los Arcos, donde pasó la noche en observación.
El propio Ventura denunció que no es la primera vez que sufre una agresión de este tipo por parte del mismo rival. “En 2018 también nos atacaron. Me pegaron en la cabeza y en las costillas. Liberaron la puerta de la platea y nos persiguió la gente desde afuera”, recordó. Esta vez, según sus palabras, todo estuvo condicionado por un “arbitraje tendencioso” que sumó más minutos de descuento de lo habitual y habilitó el empate del rival en tiempo agregado.
Por el golpe, Ventura tuvo que bajarse de la gala del Martín Fierro, donde iba a abrir la ceremonia y entregar algunos premios. La noticia generó una fuerte repercusión en el mundo del espectáculo y en el fútbol argentino, que volvió a enfrentarse con una escena repetida: la de la violencia desbordada en las canchas del ascenso.
Su hijo, Facundo Ventura, compartió en redes sociales un mensaje condenando el ataque: “A mi viejo le pegaron a traición. Son unos cobardes”, escribió junto a un video del momento en que su padre es golpeado. Luego, confirmó que los estudios médicos no arrojaron daños mayores y agradeció los mensajes de apoyo.
Mientras tanto, Victoriano Arenas y Central Ballester siguen igualados con 18 puntos en la tabla anual, apenas por encima de los puestos de desafiliación. Pero el resultado ya es anecdótico: lo que dejó este partido fue un nuevo capítulo de impunidad, bronca e impunidad en el fútbol de ascenso. Y un entrenador, con 69 años y una historia marcada por el club, que sigue pagando con golpes su compromiso con el deporte.