Cada día, nuestras calles y rutas se convierten en un campo de batalla donde la imprudencia, la desidia y el escaso control forman un cóctel de gran peligro. La situación ha alcanzado un punto crítico.

Gran parte de esta anarquía vial reside en la proliferación descontrolada de motocicletas que operan al margen de toda norma. Es un espectáculo cotidiano observar cómo cientos de motos, muchas de ellas sin patente, sin los respectivos espejos retrovisores, con conductores sin casco y, en muchos casos, utilizando sus teléfonos celulares, ignoran sistemáticamente los semáforos y las normas de circulación. Alarma además la cantidad de ocupantes que suelen llevan los rodados, de hasta cinco personas, incluyendo bebés, en muchos casos, Particularmente preocupante es la conducta de numerosos repartidores, quienes, bajo la presión de los tiempos de entrega, priorizan la velocidad sobre la vida, propia y ajena. Es común llegar a una esquina semaforizada con luz verde y tener que cruzar con sumo cuidado ante la posibilidad de que una moto esté avanzando con luz roja. A esto, y como una peligrosa moda que parece imponerse, se suman también los ciclistas para quienes aparentemente los semáforos no existen.

No obstante, la irresponsabilidad no es exclusiva de ellos ni de los motociclistas. Un alarmante número de automovilistas replica esta conducta, con sus miradas fijas en las pantallas de sus móviles en lugar del camino. Los semáforos, diseñados para regular el flujo vehicular y proteger a peatones y conductores, se han convertido en meros adornos, ignorados con impunidad. El caos se acrecienta durante los fines de semana, según las estadísticas que llevan los hospitales y principales centros de atención sanitaria.

Las cifras son preocupantes. En 2024, la provincia se ubicó como la cuarta con más muertes por siniestros viales a nivel nacional. Se estima que una persona fallece cada 26 horas en un accidente de tránsito en Tucumán. Las principales causas incluyen exceso de velocidad, consumo de alcohol, falta de uso del cinturón de seguridad y distracciones al conducir. Las motos son un factor importante en los accidentes, con un alto porcentaje de víctimas fatales y lesionados que no utilizan casco. La observación de cualquier ciudadano confirma que estas infracciones son un factor determinante en la mayoría de los siniestros.

Es imperativo que el Estado asuma su rol de garante de la seguridad. Hace falta avanzar más allá de las campañas de concientización, aunque no se puede dejar de insistir, sobre todo en el ámbito escolar ya que son los menores y adolescentes quienes, en un futuro, y con una buena preparación, pueden llegar a cambiar esta situación. En muchos puntos, sobre todo de la ciudad, se requiere una presencia de inspectores constante y efectiva, multas disuasorias que se apliquen sin excepción, y un sistema de faltas que acompañe los operativos. Es hora de dejar de lamentar las tragedias y comenzar a prevenirlas con firmeza. La vida de los tucumanos no puede seguir siendo moneda de cambio en el tablero de la irresponsabilidad vial.