La llamada llegó sin previo aviso. Carlos Alejandro de la Cruz Carrió, docente de Ciencias y director de Gestión Educativa del municipio de Tafí Viejo, se enteró de que había sido postulado al premio nacional “Docentes que Inspiran”, un reconocimiento que distingue a educadores de todo el país por su compromiso transformador. “Yo sabía que estos premios existían, que eran importantes por el jurado que tienen, pero nunca imaginé estar nominado”, confesó a LA GACETA. “Me preguntaron si quería seguir con la postulación, y ahí tuve que llenar formularios, contar mi historia, mostrar lo que hago desde hace 30 años”. Así comenzó a desandar un camino que lo marcó como maestro y como persona: una trayectoria atravesada por la ciencia, la educación ambiental, el compromiso social y el amor por su comunidad.

Educación con propósito

La historia de Carrió en las aulas comenzó con proyectos sencillos pero profundamente significativos: reciclado de papel, huertas en altura, calefones solares. Con el tiempo, ese enfoque fue consolidándose en una línea clara. “Mis proyectos empezaron a adquirir un tinte ambiental. Me enfoqué en las ferias de ciencias, donde recibimos varios reconocimientos”, relató. Esa inquietud por enseñar con impacto lo llevó, en 2015, a presentar un programa de educación ambiental en el Colegio Kinder, nivel primario, que cambiaría para siempre el modo de aprender y de habitar la escuela. “Yo enseño en inicial y primaria. También trabajo con el secundario de la misma institución, que se llama Colegio del Sol y la propuesta arrancó con un gesto tan simple como urgente separar residuos en origen: lo húmedo lo usamos para hacer compost con lombrices, y lo seco lo transformamos en eco ladrillos”, explicó. Lo que nació como una experiencia pedagógica fue tomando una dimensión inesperada. “Junto con Bruno Busnelli, un ecoconstructor construimos una casa para una persona en situación de calle. Fue ahí cuando entendí que esto podía crecer mucho más”, recordó. Así nacieron los Guardianes Ecológicos,. “En los recreos, los chicos se encargaban de que los residuos fueran al tacho correcto”, contó.

GUARDIANES. El proyecto ecológico impacta en toda la comunidad.

Volver al ser

A partir de esta experiencia, Carlos formuló un concepto que hoy es el eje de su pedagogía: la Educación Ambiental Ontológica. “Significa volver al ser, volver a lo natural. Sacar al chico del aula, del mundo digitalizado, y llevarlo al cerro, al río. Que sienta el viento, que huela la tierra”, describió con pasión. “Cuando eso pasa, el chico incorpora el amor por lo natural como parte de su identidad. Se da cuenta de que es un ser más dentro de la naturaleza”. Esa experiencia sensorial, sostuvo, es una respuesta al encierro de las pantallas.

Tres tucumanos, finalistas del premio nacional “Docentes que Inspiran 2025”

El contagio de una idea

Para Carrió, lo más emocionante ocurre cuando la propuesta traspasa los muros escolares. “Una vecina que no era parte del colegio se acercó para dejar sus residuos en nuestra estación. Nos dijo que quería sumarse. Ahí entendimos que esto estaba contagiando al vecino, a la familia. Y que ya no era solo yo el que inspiraba: era el colegio entero”, narró. El impacto fue tan grande que el Kinder se convirtió en un punto verde: funciona con energía solar y es tomado como modelo por otras instituciones. “Muchas escuelas de Salta, Córdoba y Buenos Aires replicaron el modelo”.

ORGULLO. Carrió es uno de los 24 elegidos de “Docentes que Inspiran”.

Desde el ejemplo

Carlos nació y vive en Tafí Viejo. Hoy su compromiso ambiental también se refleja en su núcleo familiar. “Vivo con mi papá. Tengo dos hijos, Miqueas, de 25 años, que estudia para ser docente en educación primaria, y Valentino, de 21, quien estudia ingeniería electrónica. “Me enorgullece ver que mis hijos también están formados en estos valores, porque la educación para mí es un sacerdocio. Nosotros, los docentes, educamos en valores: compromiso, empatía, solidaridad. Nuestra misión es educar para que el día de mañana, ese chico sea una persona de bien, que entienda que amar la tierra también es una forma de amar al otro”, afirma.

Representar a Tucumán

Hace unos días recibió otra noticia que lo emocionó profundamente. “Me avisaron que había más docentes tucumanos finalistas. Conozco a los profes: Diego Bazán, que trabaja con ajedrez, y Roberto Córdoba, que hace sillas posturales. Los tres proyectos tienen un eje común: la solidaridad”, resaltó.

COMPROMISO. El colegio Kinder funciona como punto verde y ejemplo de gestión ambiental con energía solar y reciclaje activo, gracias a su tarea.

Actualmente, los tres representan a Tucumán en la etapa semifinal junto a 21 colegas más de todo el país. En las próximas semanas se seleccionarán seis finalistas. El ganador recibirá $14 millones y habrá dos menciones de $5 millones. “Nos cargamos y dijimos que si gana alguno, nos invitamos un asado. Lo importante es participar y representar a Tucumán”, cerró.