Un oso de peluche confeccionado con piel humana falsa desató el pánico en la ciudad de Victorville, California, generando temores sobre la posible presencia de un asesino en serie en la zona. Sin embargo, lo que parecía un hallazgo macabro terminó siendo una obra de arte inspirada en películas de terror como El silencio de los inocentes o La masacre de Texas.
El oso de peluche que sembró el miedo
El espeluznante muñeco fue hallado el domingo pasado, sentado sobre la vereda frente a una gasolinera, a unos 130 km al noreste de Los Ángeles. Su aspecto extremadamente realista llevó a un testigo a alertar a la policía afirmando que “un oso de peluche hecho de lo que parecía carne humana” había sido abandonado frente al local.
El hallazgo generó una investigación forense y movilizó a las autoridades del Condado de San Bernardino, quienes finalmente confirmaron que el muñeco no estaba hecho con partes humanas reales, sino que se trataba de una broma de mal gusto.
Acusaciones por una broma de mal gusto
Aunque no se trató de un crimen real, Héctor Corona Villanueva, un joven de 23 años, fue acusado de plantar pruebas falsas y provocar una emergencia pública. Según la oficina del sheriff, el incidente generó una movilización innecesaria de recursos de emergencia, lo que podría haber retrasado respuestas a situaciones reales de peligro.
"Incidentes como este consumen valiosos recursos y ponen en riesgo al público", declaró la oficina del sheriff en un comunicado oficial.
El creador: un artista especializado en horror
Días después del incidente, el artista Robert Kelly, oriundo de Carolina del Sur, se adjudicó la autoría del oso. Kelly, reconocido por su trabajo en esculturas de horror para películas y exposiciones, confirmó que la pieza fue vendida a un comprador de Victorville a través de Etsy.
"Nuestro trabajo es bastante fácil de reconocer. Vi las fotos y confirmé que era el oso que envié la semana pasada", explicó Kelly a la revista People.
A través de su cuenta de Facebook, Kelly aclaró que no estaba al tanto de las intenciones del comprador y que no participó en la broma:
"No tenía conocimiento de lo que haría con el oso. Solo envié una obra como parte de mi trabajo artístico."
Una obra perturbadora con consecuencias legales
Aunque se trató de una obra artística, el impacto social y legal fue significativo. El caso abre el debate sobre los límites del arte en el espacio público y las implicancias legales de las intervenciones con estética de terror, especialmente en un contexto sensible.