El Feng Shui, la ancestral filosofía china que busca armonizar los espacios para mejorar la calidad de vida, ofrece una variedad de técnicas para atraer el amor y fomentar relaciones estables. Una de las más populares —y también de las más sencillas— consiste en utilizar un objeto tan simbólico como una cinta roja.

Este elemento, pequeño pero cargado de intención, puede convertirse en un aliado poderoso para activar la energía amorosa dentro del hogar. Para el Feng Shui, el color rojo representa la pasión, el fuego y la vitalidad, por lo que se lo utiliza tradicionalmente para fortalecer el vínculo afectivo o atraer nuevas relaciones.

¿Dónde colocar la cinta roja para que funcione?

La clave no es solo usarla, sino colocarla en el sitio adecuado del dormitorio. Según esta práctica, el sector suroeste del dormitorio es el que rige el área del amor y la pareja. Por eso, poner la cinta roja allí, siempre con una intención clara y positiva, puede ser el primer paso hacia una relación amorosa más fuerte o la llegada de una nueva pareja.

A continuación, los lugares más recomendados para poner la cinta roja, según el Feng Shui:

- En la pata izquierda de la cama (vista desde los pies): Se cree que ayuda a atraer relaciones duraderas y estables.

- En la manija de la puerta del dormitorio: Activa la energía del amor cada vez que se entra o sale del cuarto.

- Dentro del cajón de la mesita de luz: Una opción discreta y simbólica que actúa como llamado amoroso sin exponer la intención.

- En el respaldo interior de la cama: Funciona como amuleto de unión y conexión emocional con la pareja.

- Junto a un cuarzo rosado: Si se ata la cinta a esta piedra, considerada símbolo universal del amor, su efecto se potencia aún más.

La importancia de la intención

Más allá del lugar donde se coloque, lo fundamental es cargar la cinta con una intención clara: visualizar el tipo de amor que se desea atraer, sentir gratitud anticipada y actuar en coherencia con ese deseo.

El Feng Shui recuerda que el amor no solo llega del exterior, sino que se construye desde la armonía personal y el equilibrio en el entorno. Así, un gesto tan simple como colocar una cinta roja puede ser el primer paso hacia una transformación profunda.