El cielo nocturno nos regala un espectáculo de luces que fascina a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Las lluvias de meteoritos, comúnmente conocidas como "estrellas fugaces", transforman la oscuridad en un lienzo vibrante y ofrecen una conexión directa con los misterios del universo. Chile, con sus cielos privilegiados, es testigo recurrente de estos impresionantes eventos celestes.

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Las lluvias de meteoritos, incluyendo las alfa capricórnidas, las delta acuáridas del sur y las perseidas, ofrecerán un espectáculo astronómico de gran envergadura durante julio y agosto. Estas provienen de diferentes cometas que dejan nubes de escombros, cuyas partículas se queman al entrar en la atmósfera terrestre, generando trazos luminosos.

Las tres lluvias se desarrollan en paralelo, aunque sus picos de actividad se concentran en fechas distintas y su nitidez depende de la ubicación del radiante. Se explica que estos fenómenos se originan cuando la Tierra atraviesa nubes de escombros dejadas por cometas, causando que partículas se quemen en la atmósfera y produzcan trazos luminosos

Luvia de meteoritos:¿cómo y cuándo ver este impactante fenómeno en Chile?

Las delta acuáridas del sur estarán activas hasta el 23 de agosto, con su pico también la noche del 30 al 31 de julio, coincidiendo con las alfa capricórnidas. Son más visibles en el hemisferio sur y en latitudes bajas del hemisferio norte. Su tasa de meteoros es mayor que la de las alfa capricórnidas, pero sus trazos son más tenues, requiriendo oscuridad ambiental para su observación.

Las perseidas, o "Lágrimas de San Lorenzo", son una de las lluvias más esperadas y estarán activas hasta el 24 de agosto. Su punto álgido se producirá durante la noche del 12 al 13 de agosto, siendo más fácilmente visibles en el hemisferio norte. Se caracterizan por su alta frecuencia (hasta 100 meteoros por hora) y brillo, lo que las convierte en favoritas para astrónomos aficionados.

Cómo se deben observar estos fenómenos

La Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) recomienda ubicarse en lugares oscuros, alejados de la contaminación lumínica. No se necesitan telescopios ni binoculares, siendo el ojo humano el instrumento ideal para abarcar un amplio campo visual del cielo. Las regiones rurales, campos abiertos y costas suelen ofrecer mejores condiciones que las ciudades.

Para una mejor visualización, es ideal recostarse y dejar que los ojos se adapten a la oscuridad por al menos 20 minutos. Es fundamental permanecer desconectado de dispositivos con luz artificial para no interferir con esta adaptación ocular. La paciencia y la constancia son claves, ya que pueden pasar varios minutos sin avistamientos antes de observar varios meteoros en ráfaga.

Para las delta acuáridas, es ideal dirigir la mirada unos 45 grados fuera de su radiante en Acuario. La Luna iluminada en un 27% favorecerá la visualización de las alfa capricórnidas y delta acuáridas la noche del 30 de julio. Sin embargo, la Luna al 84% podría afectar parcialmente las perseidas, aunque su intensidad permitirá que algunos meteoros sean visibles, siendo las últimas horas de la madrugada el mejor horario para ellas.